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Hamlet en Larcomar

Hamlet en Larcomar

jueves 19 de mayo de 2011, 00:34h
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 Hamlet se pasea en estos días, más problemático que nunca, en la terraza de Larcomar, el famoso centro comercial del distrito de Miraflores en Lima, mirando a la bruma y al Pacífico. En estos días, el frío ha comenzado a sentirse en la capital del Virreinato, y las sugerencias son ya utilizar ropa abrigada. Pero el Hamlet que se pasea en Larcomar no parece tener mucha preocupación por el clima que vuelve a Lima una ciudad de promesas por cumplir. El Hamlet peruano se debate en el conflicto que uno de sus compatriotas más distinguidos, Mario Vargas Llosa, planteó angustiosamente como la necesidad de tener que escoger entre el cáncer y el sida, es decir, entre los dos contendores de la segunda vuelta presidencial que se llevará a cabo en menos de un mes, Ollanta Humala y Keiko Fujimori. No sabemos si el Hamlet que se pasea por Larcomar padece similar angustia, pero lo cierto es que el país entero vive una incertidumbre general que se mostró en los sondeos de opinión que anunciaron la semana pasada el empate técnico entre Humala y Keiko. El problema decisivo para el Perú de la década que se ha iniciado es acrecentar su poderoso crecimiento económico fortaleciendo su institucionalidad democrática con una eficaz distribución de la riqueza. Ciudadanos conscientes con buena calidad de vida. Si se toma el pulso al dinamismo del país, a la energía que se experimenta, el futuro no tiene por qué no ser prometedor. Pero la agenda está definida. Ni el retroceso al estatismo de los años sesenta bajo la dirección de Chávez y sus muchachos, ni el disparo de la corrupción de la época fujimorista ni la concentración piramidal de la riqueza de la época de Toledo pese al innegable crecimiento económico registrado en su período.
 Como se ve, etapas del pasado. Lo que busca Hamlet en Larcomar es cuál de los candidatos le asegura el futuro: democracia, democracia verdadera no plebiscitaria, respeto a la libertad y a la división clásica de los poderes del estado, libertad de expresión, no populismos que predican el enfrentamiento y el resentimiento entre compatriotas como claves de identidad.
 Alfonso Vergara sostenía en El País que el dilema de escoger entre Keiko y Humala fue consecuencia del voto rabioso que un alto porcentaje de peruanos dio contra los candidatos del establecimiento. Es posible, pero si hubiese habido un solo candidato, Pedro Pablo Kuczynsky por ejemplo, habría sido diferente. Así piensa el psiconalista Moisés Lemlij en El Comercio del pasado domingo: "No hablaré como psiquiatra ni psicoanalista, lo haré como un triste peruano que está desesperado porque tres políticos irresponsables han puesto al Perú en el riesgo de Nicaragua".
 El Hamlet peruano tiene el rostro del sector socioeconómico C, que representa al 25% de los votantes y que es una clase media emergente. Quiere mejor calidad de vida pero teme perder lo que ha conseguido. Para ganarlos, Ollanta asegura que reformará la Constitución y respetará los tratados de libre comercio. El problema es que Hamlet ya oyó en otros países esos buenos propósitos.
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