Las reformas árabes: Magreb (1 de 3)
martes 24 de mayo de 2011, 13:38h
Desde principios de año hablamos de primaveras, revueltas o revoluciones árabes. A estas alturas del año resulta pertinente preguntarnos de cuánta primavera árabe estamos hablando y qué posibilidades tienen los jóvenes que las protagonizan de lograr objetivos propios.
La respuesta a la primera pregunta es fácil. Los países miembros de la Liga Árabe son 22. De primavera relativamente pacífica y reformista solo podemos hablar de Túnez, Egipto, Jordania, Marruecos, y Argelia. Aún así unos 100 jóvenes murieron en enero en un mes de protestas en Túnez, y otros 900 en 18 días de manifestaciones pacíficas en Egipto al mes siguiente. Los otros países afectados por las revueltas son Yemen y Bahrein, Siria y Libia, mientras que los países del Golfo parecen al margen de ellas al igual que los otros miembros de la Liga, como Comores, Yibuti, Iraq, Líbano, Mauritania, Sudán y Palestina que la Liga incluye como miembro. Permanecen al margen no porque realmente lo estén, sino porque se habla poco o nada de ellos.
Veamos cómo van las reformas en el Magreb:
En Libia está en marcha una intervención militar de la OTAN en permanente escalada y ya no es posible hablar de primavera sino de guerra. A mediados de febrero, antes de la intervención, habían muerto unas 200 personas. Fuentes de organizaciones de derechos humanos evaluaban en 6000 el número de muertes después del primer mes de intervención aliada, algunas de ellas de trabajadores que huían del país en botes hacia las costas italianas, y se calcula que 700.000 trabajadores, principalmente extranjeros, se han visto desplazados por la guerra.
La última fase de lo que comenzó con una simple zona de exclusión aérea amparada en la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad, se ha ampliado con la presencia de asesores e instructores militares sobre el terreno, y más recientemente con el anuncio por Gran Bretaña y Francia de que han ampliado su participación con el envío de helicópteros Apache, usados habitualmente en operaciones de contrainsurgencia y de otros franceses similares de tipo Tiger y Gazelle que, según el ministro francés de asuntos exteriores, Alain Juppé, salieron hace una semana del puerto de Tolón. Los helicópteros franceses operaran desde el buque de guerra Tonerre y los Apaches británicos desde el HMS Ocean. Estamos pues en presencia de una notable escalada que puede transformar a Libia en un escenario parecido a Afganistán.
En Marruecos la monarquía supo anticiparse con concesiones de carácter preventivo a la marea reivindicativa, y después ha combinado la oferta de reformas con el control policial para evitar que las revueltas vayan a más. Los jóvenes marroquíes ya han convocado cuatro veces a la población a manifestarse pero aparentemente no figuran para nada en el proceso reformista que tiene lugar. La percepción de la primavera marroquí va desde la de los Gobiernos y medios Occidentales, que la consideran un caso diferente, una situación que prefieren definir como proceso de continuación de reformas iniciadas hace años, y algunos que como el periodista Ali Mrabet parecen creer que algo gordo a la egipcia se está incubando en Marruecos.
En Argelia y después de mucha resistencia el Presidente Abdelazis Buteflika prometió reformas sin concretar, incluida la de la constitución. Las consultas a los partidos políticos han comenzado bajo la égida de un triunvirato que encabeza el presidente del senado Abdelkader Ben Salah. Algunos partidos importantes como el Rassemblement pour la Culture et la Democratie (RCD), de Saad Sadi, implantado sobre todo en la Kabilia, y el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) del histórico líder Hocine Aït Ahmed, y otros más, boicotean esas consultas que deben llevar, según lo previsto por el gobierno, a una reforma de la Constitución a elecciones generales en mayo de 2012, como estaba previsto.
El poder en Argelia, al igual que en Marruecos, conserva toda la iniciativa de las reformas de las cuales los jóvenes están ausentes aunque sean ellos con sus protestas quienes han obligado a los gobiernos a intentar cambiar algo. La fuerza que recobran los islamistas preocupa a los sectores secularistas del país al igual que en casi todos los países árabes. Argelia en particular aún tiene un frente terrorista abierto con Al Qaeda Magreb Islámico (constituido a partir del antiguo Grupo Salafista para la predicación y el Combate argelino) dirigida por varios antiguos jefes argelinos entre ellos Abdelmalek Droukdel. Los países vecinos del Sahel, Argelia, Mauritania, Mali, Niger y Chad planean reforzar con 75.000 hombres más el dispositivo con el que ya cuentan y que dirige un estado mayor multinacional establecido en Tamanrasset. En los últimos días Mali ha invitado a Marruecos a unirse a ese Estado Mayor aunque hasta ahora Argelia no veía con buenos ojos la presencia en él de Marruecos.
Volviendo a las reformas, en Túnez deberían celebrarse elecciones legislativas para una Asamblea Constituyente el próximo 24 de Julio, que serían seguidas en Septiembre por la lección del futuro presidente del país. La instancia encargada del proceso de reformas ha propuesto que esas legislativas sean pospuestas hasta el 16 de Octubre por entender que para julio no hay tiempo, por razones técnicas, de prepararlas. Otro motivo pudiera ser el de los casi sesenta novísimos partidos laicos y liberales que surgieron de pronto, después de décadas de partido único de Ben Alí, que creen que esa fecha solo favorece al islamismo tunecino, la única fuerza realmente organizada del país porque para julio ellos no tendrán tiempo ni de organizarse ni de organizar a sus militancias, ni de preparar las legislativas.
En Marruecos se mantiene el calendario tentativo sugerido por el propio rey en su discurso del 9 de de marzo, de completar las propuestas de reforma de la Constitución para en julio someterlas a referéndum, y luego celebrar elecciones legislativas anticipadas, en principio en septiembre. En cualquier caso la mayoría de los medios se refieren ya al actual gobierno del istiqlalí Abbas el Fassi como saliente.
El último informe oficial del Alto Comisario marroquí del Plan, Ahmed Lahlimi, sugiere sin embargo la urgencia de las reformas en Marruecos. Según este informe, menos del 20 por ciento de la población activa tiene seguro médico (en las zonas rurales solo el 4,5 por ciento); las dos terceras partes de los marroquíes trabajan sin contrato, mientras que esa proporción en el campo es el 90 por ciento. El informe afirma que cada año se crean 156.000 empleos, mientras que hace un par de décadas el exministro de Economía y Finanzas, Abdelfattah Oulalou, afirmaba que solo para mantener el nivel de empleo existente Marruecos se necesitaba crear 400.000 puestos de trabajo al año.
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* Domingo del Pino es especialista en el mundo árabe, ex delegado de la Agencia EFE en Marruecos, ex corresponsal de El País para el Norte de Africa, fue miembro de la Euro Med and the Media Task Force de la Comisión Europea y, actualmente, es miembro del consejo editorial de la revista bilingüe Afkar/ideas; colaborador de Política Exterior y Economía Exterior; de la Revista Española de Defensa; y director del Aula de Cooperación Internacional de la Fundación Andaluza de Prensa.