Bronca soterrada

Cuán largo me lo fiáis, amigo Sancho. Los socialistas del ayuntamiento de Valladolid dicen que el soterramiento del ferrocarril llagará en 2025. El jefe de la oposición en este consistorio, Óscar Puente, apunta a este año, en contra de lo que piensa el alcalde de la ciudad, Javier León de la Riva, quien ha barajado 2018. A eso se llama rapidez de alta velocidad. Los políticos, que suelen presumir de eficacia, en el momento que no hay dinero demuestran que sólo saben funcionar en la abundancia. La crisis económica ha demostrado que tanta obra faraónica sólo es posible cuando manda el bolsillo del contribuyente. Las fechas que plantean socialistas y populares sencillamente se llama tomadura de pelo. ¿Por qué no el año 3000?     Pero el caso es que unos y otros ya han encontrado un motivo para pelearse y echarse las culpas los unos a los otros. Las elecciones terminaron, pero la bronca sigue. Como la posibilidad de financiar el soterramiento con la venta de los terrenos se ha caído tal y como estaba previsto, la mejor manera que han encontrado de tener entretenido al personal es plantear soluciones diferentes mientras el tiempo se come a todos, especialmente a los sufridos vallisoletanos que tienen que soportar desde la llegada del AVE una especie de muralla china.   León de la Riva, que ha aumentado su mayoría absoluta, no piensa para nada darles a los socialistas cancha en este tema (ni en otros), y arremete contra el ministro de Fomento, al que pone en el blanco de sus críticas. Aconseja a los socialistas que traten de convencer al ministro para que el dinero que va a invertir en Galicia lo apoquine en Valladolid. León de la Riva, como siempre, haciendo amigos. La verdad es que lo intenta, pero la afición a la polémica le puede.     En el Mentidero muchos se preguntan qué sería del AVE en Valladolid si el Gobierno socialista de Zapatero hubiera retrasado su llegada hasta el soterramiento. Menos mal que decidió que fuera en superficie, porque si no aún los vallisoletanos lo estaban esperando. La tan denostada ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en este caso acertó. Raro, porque León de la Riva no se equivoca nunca.