MODAS INFAMES 50Éxodo vacacional
domingo 31 de julio de 2011, 16:49h
La Dirección General de Tráfico (DGT) calcula que durante todo este mes de agosto se van a producir en toda España más de 43 millones de desplazamientos por carretera (un millón menos que en el mismo mes de 2010), a los que hay que sumar la gran afluencia de vehículos de ciudadanos magrebíes que atraviesan la Península hacia sus países de origen en la llamada Operación Paso del Estrecho.
Con todo, estos movimientos no son más que una parte del total de la tarta de la locura vacacional que en nuestro país, además, incluye el transporte por medios ferroviarios, aéreos e, incluso, marítimos que, sin necesidad de cuantificarlos, podemos suponer que alcanzarán igualmente cifras millonarias de viajeros.
Esta íntima y contemporánea necesidad irrefrenable de moverse, de ir de acá para allá, en un incesante concierto de deseos insatisfechos acumulados durante los once meses anteriores, se ha ido pronunciando con el correr de los años y, en apenas medio siglo, ha llegado a constituir una verdadera revolución social en España.
Vamos “pal” pueblo
Cuando en los años 60 del siglo pasado el abnegado padre de familia decidía con 48 horas -a lo sumo- de antelación, que nos íbamos a pasar unos días al pueblo, su decisión constituía toda una aventura. Y eso que, en muchos casos, la distancia entre el lugar de residencia habitual y la casa del pueblo, no iba más allá de dos horas, que es tanto como decir en las unidades de medida de entonces, unos 100 o 120 kilómetros. No, no exagero, porque a la sazón todavía se hablaba, y con toda propiedad y en este sentido de la “España invertebrada”. Y es que las carreteras que surcaban el suelo patrio ni eran tantas, ni tan anchas y, si me apura, hasta indignas de ser tachadas de tales. En esas condiciones, pues, y con la imperiosa necesidad de meter en un Seat 600 a la sufrida esposa, los tres niños y -además y a última hora-, la suegra, con el equipaje mínimo indispensable, tachar de aventura y de viaje interminable esos 120 minutos de desplazamiento, no era, ni mucho menos, exagerado.
Estas reflexiones me las provocó hace un par de días la inesperada visión en pleno Paseo de la Castellana madrileño, de un Seat 600 pintado con un gris tenue -probablemente el mismo color con el que salió de fábrica- y con matrícula M-800.000 y pico. Mi hijo -un adolescente que va camino de los 15- reparó inmediatamente en la, a su juicio, ilegalidad en la que incurría el conductor de un vehículo que, amén de antigualla, iba camuflado con una suerte de matrícula extrañísima. Refiriéndole todas estas cosas del pasado, me parece que se desentendió al instante dando un giro copernicano al diálogo y pasando a informarme de una nueva aplicación que había descubierto para el Iphone…
Globalización
Se dice, no sin razón, que el hombre de nuestros días ha tenido que asimilar en unas cuantas décadas más cambios de todo tipo (personales, sociales, tecnológicos…) de los que nuestros ancestros encajaron en varios siglos. Es así y, acaso por esa misma causa, se han disparado los complejos, la sinrazón y el culto a la apariencia. Cuestiones estas que, por sí solas o en conjunto, no explican que hoy en día viajar a pasar unos días en la playa y recorrer 500 km. a la ida y otros tantos a la vuelta, ya no sea considerado como una de las formas posibles de pasar unas verdaderas vacaciones. Ocurre otro tanto con distancias de avión no superiores a tres o cuatro horas. Vamos, que si no has decidido irte a Gambia, Tailandia, Canadá, las Seychelles, Argentina o Nueva Zelanda, verdaderamente no tengas la osadía de afirmar sin rubor alguno que te vas de vacaciones.