Las infraestructuras de Maleni

Magdalena Álvarez, Maleni, ministra de Fomento, ha conseguido una popularidad probablemente no deseada. Pasó por Cataluña y obtuvo más abucheos que vítores, por más que repita por cada tribuna que ocupa que jamás se ha hecho un esfuerzo inversor como el actual en la Comunidad. Este martes, víspera de la gran fiesta de agosto, Maleni, como era conocida en Andalucía primero y luego en el resto de España, mereció las primeras atenciones en el Congreso de lo diputados, y repitió esa idea: se invierte más que nunca en las infraestructuras catalanas, rellenando huecos dejados en anteriores etapas de su propio ministerio. Esta vez, Maleni llegó a admitir algún error propio en la problemática estación barcelonesa de Sants, donde e hace recaer trenes de Cercanías y obras del AVE al mismo tiempo. Y también por vez primera ha admitido una cierta posibilidad de dimisión, algo que le vienen reclamando desde distintos sectores, y no sólo de forma clamorosa en Cataluña. Se ha señalado que el propio gobierno catalán ha evitado defender a la ministra de la avalancha de peticiones de dimisión. Doña Magdalena ha respondido que sólo dimitirá cuando se lo reclame el presidente Zapatero, cosa que, de momento, "ni está ni se le espera", según famosa frase.

   Las infraestructuras catalanas en su conjunto siguen dando que hablar en tiempos prefestivos y por parte de todos los responsables. El encontronazo dialéctico que se produjo en el Parlament de Cataluña entre Manuel Pizarro y Luis Atienza, acusando a la firma contraria -Endesa y Red Eléctrica- del gran apagón padecido por los catalanes es de los que marcarán época. Jamás se había producido nada igual, por más que los catalanes hayan podido quedar también "a dos velas" sobre la responsabilidad última de haberse quedado a oscuras por la caída de un cable y las consecuencias siguientes.

   La potenciación y mejora del servicio de los trenes de Cercanías, la aceleración de las obras del AVE con fecha ya comprometida para su estreno en el destino Barcelona, la mayor responsabilidad y mayores inversiones parea la conservación y mejora del servicio que se exige a las compañías eléctricas, todo son demostraciones de la severa preocupación que las quejas generalizadas y reiteradas de los ciudadanos de Cataluña han merecido a las administraciones autonómica y española. Y toda la serie de quejas han servido para que la administración autonómica refuerce su argumentación a favor de la transferencia de competencias, o cuando menos, de la participación autonómica en las tareas de revisión y desarrollo de las correspondientes tareas: quieren tener voz en la marcha de las Cercanías, ACE; Aeropuerto, Eléctricas...