El gran terremoto registrado el miércoles en Perú, de 7,9 grados en la escala de Richter, causó 350 muertos y más de un millar de heridos, según la última cifra del Instituto Nacional de Defensa Civil, que advirtió de que "sigue aumentando.
El gran terremoto registrado el miércoles en Perú, de 7,9 grados en la escala de Richter, causó 350 muertos y más de un millar de heridos, según la última cifra del Instituto Nacional de Defensa Civil, que advirtió de que "sigue aumentando".
Luis Felipe Palomino, titular de Defensa Civil, actualizó hoy el recuento divulgado horas antes por el organismo, que cifraba en 337 los muertos y en mas de 1.300 los heridos.
El mayor número de víctimas hasta el momento se produjo en la ciudad de Pisco, donde se teme que haya muchos más muertos pues una iglesia abarrotada de fieles se hundió a causa del temblor.
"Estamos recuperando gente. Estaban en plena misa y eso produjo muchas víctimas, pues el edificio se cayó completamente. Ya encontramos supervivientes y seguimos trabajando en ello", señaló Palomino.
El ministro peruano de Salud, Carlos Vallejo, confirmó en declaraciones a la televisión pública que se habían producido 200 muertos sólo en Pisco, donde más del 70 por ciento de la ciudad se encuentra en ruinas, mientras que los heridos superarían los 1.500.
El epicentro del fuerte terremoto, que provocó una alerta de tsunami en el litoral del Pacífico sudamericano y se sintió en los países vecinos, se ubicó en el mar, a 167 kilómetros al sur de Lima y frente a las costas de la ciudad de Pisco.
Además de Pisco, Ica, Chincha y Cañete son las localidades más afectadas, aunque la capital, Lima, también fue sacudida por el temblor y se vivieron escenas de pánico entre la población, que abandonó apresurada sus hogares y lugares de trabajo, y en algunos casos pasó la noche en las calles.
El titular de Salud, que se desplazó hasta la ciudad de Ica, a 300 kilómetros al sur de la capital, describió el impactante escenario que se encontró a su paso: edificios destruidos, carreteras destrozadas y personas durmiendo a la intemperie.
En Ica se improvisaron hospitales de campaña para atender a los heridos en medio de la oscuridad, ya que el movimiento telúrico acabó con el fluido eléctrico.
El derrumbe de edificios, entre ellos una iglesia, el polideportivo de la ciudad y múltiples viviendas, impedía en esta ciudad, y entrada la madrugada, las tareas de rescate.
En una entrevista con la televisión estatal desde la aledaña ciudad de Chincha, el ministro Vallejo declaró que los hospitales no dan abasto y calificó el panorama de "impactante y desolador" a su paso por Pisco.
Y es que testigos entrevistados por la televisión agregaron que hay muertos en las calles y plazas de Pisco, ciudad que, según su alcalde, Juan Mendoza, ha quedado destruida en un 70 por ciento.
La comitiva del ministro incluye 20 ambulancias, 50 médicos y 30 enfermeras, además de un centro de operaciones portátil y medicamentos.
Vallejo hizo asimismo un llamamiento a los peruanos para que donen sangre para los heridos.
Los medios de comunicación y las autoridades de Perú pidieron la solidaridad de todos los ciudadanos, pero también de las naciones extranjeras para hacer frente al caos.
El presidente peruano, Alan García, decretó el estado de emergencia en la zona y pidió a sus habitantes que se alejen del litoral en previsión de un tsunami.
La alerta partió del Centro de Advertencia de Tsunamis, desde Hawai (EEUU), e involucraba no sólo a Perú, sino también a Chile, Ecuador y Colombia, aunque fue cancelada horas después.
En todos estos países se registró un fuerte oleaje, aunque de forma menos severa que en aguas peruanas, lo que llevó al desalojo de los habitantes de algunas áreas, como La Punta de El Callao, una zona residencial ubicada en una pequeña península a nivel del mar a las afueras de Lima.
Se desconoce aun si hay extranjeros entre los muertos y heridos. No hay indicios de que entre las víctimas haya españoles, según fuentes consulares de este país en Lima consultadas por Efe.
Desde que se produjo el terremoto, a las 23.40 GMT del miércoles, se han producido un centenar de réplicas, y al menos media docena se han sentido con fuerza en la capital.
Los médicos, que el miércoles habían iniciado una huelga de 72 horas, abandonaron la medida de fuerza, mientras los colegios permanecerán hoy cerrados, según decretó el jefe del Estado peruano.