www.diariocritico.com
Las preguntas no son malas si respondemos con la verdad

Las preguntas no son malas si respondemos con la verdad

domingo 26 de agosto de 2007, 05:44h
Hace unos días la violencia cobraba nuevas víctimas.

La ciudad de Río Gallegos  daba cuenta de su presencia descarnada e irracional.
Otra vez se había involucrado en medio de un reclamo intentando pintarlo todo de un mismo color.

De espaldas a las leyes de nuestro país que amparan el pluralismo de ideas y la libertad de expresión, daba cuenta de que pensar distinto o  reclamar lo que se cree justo puede ser peligroso.

La violencia otra vez ocupó el lugar del debate, del dialogo abierto y fraterno entre gobernantes y gobernados.

Otra vez la violencia se mostró descaradamente detrás del volante de una camioneta que, sin ningún reparo, embistió a un grupo de manifestantes. Una y otra vez arremetió contra ellos como un huracán descontrolado, rugiente, llena de furia, irracional, envalentonada  tal vez por saberse impune.

No buscó cubrir su rostro, la vergüenza no la alcanza.

No buscó la disculpa, el espacio de su conciencia lo ocupa la soberbia.

No buscó mitigar el dolor provocado por creer que nadie tiene derecho a reclamarle nada.

La violencia cobró una nueva víctima, la de aquel que se entregó a ella y terminó obrando como un ser irracional. Cercano al poder y lejano a la gente con su accionar hizo evidente su peor rostro, aquel que lo aleja de la especie humana.

Mientras una mujer con su cuerpo maltrecho lucha por vencer a la muerte y otros muchos por sanar sus heridas, la pregunta se repite: ¿Qué piensa de lo sucedido en Río Gallegos?, el silencio fue la respuesta elegida. Algunos funcionarios de segunda línea intentaron dar explicaciones instalando la culpa en las víctimas: Que el miedo, que la multitud que rodeó el auto, que grupos de provocadores…

Entre los argumentos más sorprendentes, no por certeros, más bien por reiterados y vacíos de contenido, se vuelve a gestar la teoría de las elecciones, del obrar de aquellos grupos minoritarios, derrotados “anticipadamente” en las próximas elecciones, que ante la falta de propuestas y de votos hallan en el accionar violento un espacio de poder. Esta vez la respuesta vino de mano del presidente, quien desde la Casa de gobierno señaló a “…esos grupos chiquitos que ante la falta de votos generan disturbios, peleas entre los argentinos, que en vez de recurrir al debate de ideas recurren a la agresión.”

Desde Santa Cruz también llegó la respuesta, irónica y a destiempo,  como recurso extremo del que teme verse acorralado por la condena social en las urnas,  el aumento pedido llegó, con un 22% de incremento salarial tal vez se busca el milagro del olvido y del perdón.

Muchas fueron las respuestas pero ninguna halló en la verdad un punto de partida, simplemente buscaron salir airosos de la barbarie.

La pregunta no fue mal intencionada ni escondía mezquinos intereses, buscaba simplemente todo aquello que la violencia niega. 

Las respuestas no estuvieron a la altura de la circunstancias y sólo lograron ensombrecer aún más lo que la violencia había oscurecido.

La contracara a tanto horror fue una manifestación pacífica de miles de seres que creen, como muchos otros habitantes de este país, que para afianzar nuestra condición de Nación frente a las naciones del mundo debemos primero tener en claro que la leyes deben ser cumplidas por todos y que a todos amparan sin discriminar ni cargos ni investiduras.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios