Millares de peregrinos procedentes de una treintena de países se congregaron hoy en el santuario de Fátima para cerrar las conmemoraciones del 90 aniversario de las apariciones de la Virgen.
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Los actos fueron presididos por el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, que presentó en Portugal su obra 'La última vidente de Fátima' basada en las conversaciones con la hermana Lucía, uno de los tres niños pastores que revelaron haber visto a la Virgen en 1917.
Los peregrinos abarrotaron el nuevo templo del santuario, la Iglesia de la Santísima Trinidad, que fue inaugurado el viernes y cuenta con 8.800 asientos, tres capillas y cerca de medio centenar de confesionarios.
La iglesia, que ha tenido un coste de unos 70 millones de euros, fue sufragada precisamente con los donativos de las decenas de miles de peregrinos que cada año acuden al recinto mariano y a los que Bertone agradeció que hayan hecho posible la construcción del nuevo templo de la devoción mariana.
En la homilía de la misa solemne que concelebró hoy junto a varios obispos portugueses, el cardenal exhortó a los cristianos a rebelarse contra los imperativos de los modernos señores de la sociedad de consumo que pretenden silenciar sus inquietudes espirituales.
Bertone, que exaltó la vitalidad del mensaje de Fátima, criticó la negación de valores que se impone a veces en nombre de una sociedad tolerante y el excesivo culto a las personalidades y al liderazgo, tan equivocado como pensar que ganar las batallas no depende de los soldados sino del estado mayor.
La misa cerró una peregrinación multitudinaria al santuario, que durante la pasada noche se llenó de velas y oraciones de los millares de devotos que acudieron a Cova de Iría, a 141 kilómetros de Lisboa, para conmemorar las apariciones.
Los accesos al santuario estuvieron colapsados desde el viernes, cuando comenzó oficialmente la última de las celebraciones, por cuya seguridad velan centenares de efectivos de fuerzas del orden y servicios de asistencia a los visitantes.
El principal foco de atención ha sido el nuevo templo, uno de los mayores del mundo y por el que no ha dejado de desfilar, de día y de noche, una multitud de fieles.
Muchos de ellos procedían de España, Francia e Italia, pero también de países europeos más distantes, entre ellos Alemania, Polonia o Rusia, del continente americano, y de naciones lejanas como Australia, Filipinas, Singapur o Nigeria.
Los peregrinos además de rezar en el lugar de las apariciones pudieron apreciar la renovada imagen de la Virgen de Fátima esculpida en Italia, el Cristo de siete metros de altura y los diversos motivos religiosos que adornan la nueva iglesia de la Santísima Trinidad.
El 90 aniversario de la primera aparición de Fátima registró el pasado 13 de mayo un récord de cerca de medio millón de visitantes en la principal ceremonia conmemorativa del 90 aniversario, en la que se celebró una multitudinaria misa solemne en la explanada del santuario, cuando todavía no estaba terminado el nuevo templo.
La devoción por Fátima nació en el lugar conocido como Cova da Iria, donde los niños pastores Lucía do Santos, de 10 años, y sus primos Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 años, revelaron haber visto a la Virgen varias veces entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.
Los niños narraron que María les había confiado varias revelaciones -conocidas como los secretos de Fátima- relacionados con la devoción mariana, el final de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda, la muerte prematura de los dos primos, la conversión de Rusia y el atentado de 1981 contra Juan Pablo II.
En la obra de Bertone, escrita en colaboración con el periodista Giuseppe de Carli, el cardenal evoca precisamente las conversaciones con Lucía -fallecida en 2005 y en proceso de canonización- sobre las apariciones, sus experiencias místicas y la historia de Fátima y de las revelaciones.
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