Cada oveja con su pareja

Lo acaba de decir el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, con su habitual desparpajo, poca vergüenza y desfachatez: "El PP se manifiesta con la Conferencia Episcopal, y el PSOE con los sindicatos. Cada oveja con su pareja". Ja, que me parto y me troncho. La gracieta no puede ser más inoportuna dadas las actuales circunstancias, sobre todo cuando los líderes sindicales, Cándido Méndez y Fernández Toxo, esos ejemplos de austeridad y lucha por los derechos del proletariado que, pese a las quejas de las víctimas del terrorismo, mantienen las movilizaciones de protesta en esa fecha clave del 11-M como si ese fatídico día no hubiesen muerto en los trenes de Atocha decenas de trabajadores.

Así que con estos mimbres sindicales más vale estar con los obispos que, nos guste o no, mantienen su línea habitual de defensa de la vida y su condena al aborto, que con unos sindicatos vendidos al poder y mantenidos por las subvenciones públicas que lo único que han demostrado hasta la fecha es que les importa un bledo los casi cinco millones de parados que hay en España. Por lo menos, los obispos están dando de comer, a través de Cáritas, a cientos de familias andaluzas sin ingresos. El día en que Comisiones Obreras y UGT hagan algo similar y vivan exclusivamente de las cuotas que pagan sus afiliados será el día en que los trabajadores comenzarán a respetarles. Mientras tanto, más le vale que sigan llevándoselo calentito con sus cursos de formación y sus proclamas psudoprogresistas que con tanto entusiasmo jalona ahora el PSOE. La imagen, la otra noche en Sevilla, de un numeroso grupo de manifestantes con pancartas y banderas rojas de UGT y CC.OO., buscando bares para reponer fuerzas con una cervecita mientras sus compañeros pedían a gritos una huelga general, es sintomática de lo que está ocurriendo en este país. Y más aún si tenemos en cuenta que buena parte de la culpa de la actual situación la tienen muchos de los dirigentes socialistas que encabezaban las manifestaciones portando las pancartas para vergüenza y escarnio de los parados que les acompañaban.

Uno está acostumbrado a que en las campañas electorales valga casi todo y, dada la igualdad con la que se enfrentan a las urnas el PSOE y el PP en estas elecciones andaluzas, es comprensible que unos y otros esgriman sus más sucias armas para desgastar al adversario. Todo vale y mucho más cuando entremos de lleno en la campaña, el próximo sábado. Cuando faltan tres semanas justas para la cita electoral, el patio está que arde. Mientras Pepe Griñán saca a relucir en su web la famosa foto de un jovencísimo Javier Arenas limpiándose los zapatos en el hotel Palace y pide a los suyos que resistan al avance de las gaviotas, al candidato popular a la Presidencia de la Junta parecen no afectarle lo más mínimo estas sucias tretas y se centra en presentar un programa cuya principal baza es la lucha contra el desempleo. Conociendo, como conozco, a los votantes andaluces no sé yo si esta es la táctica acertada. Por desgracia, aquí nos movemos mucho por impulsos y filias y fobias y, queramos o no, el "programa, programa, programa" que decía Julio Anguita, no suele calar entre el electorado mientras que una imagen desfavorable manipulada con habilidad, puede hacer mucho daño.

Por ello, yo le aconsejaría a los fontaneros del PP que no dejen morir en la campaña su baza más eficaz, la del gran escándalo que Griñán y su Gobierno sobrelleva como bien puede, los EREs fraudulentos. Aunque Canal Sur trate de ignorar las informaciones sobre este asunto, y no hay que olvidar que Canal Sur es el gran altavoz que le queda a Griñán en estas elecciones, no parece que nadie pueda parar el halo de corrupción institucionalizada que rodea a los socialistas andaluces.