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Mi última clase del curso: mis derechos como paciente

Mi última clase del curso: mis derechos como paciente

miércoles 18 de abril de 2012, 08:06h
Como cada año por estas fechas, estamos a punto de acabar un nuevo curso académico en la Universidad y para un gran número de alumnos, no se trata de la última clase del curso, sino que es la verdaderamente postrera porque acaban sus estudios de Diplomatura o Licenciatura y a partir de ahora es cuando comienza el verdadero reto de la noble profesión que hace unos años eligieron con verdadera vocación, o al menos eso espero por su bien, por el mío y por el de todos.

Con motivo de la celebración, hoy miércoles 18 de Abril, del Día Europeo de los Derechos del Paciente, me he tomado la libertad de compartir con todos los seguidores de Madridiario y Diariocrítico esta última clase del curso académico en la que desde que comenzara mi particular singladura por este mar de conocimientos que es la Universidad, siempre acabo dirigiéndome a mis alumnos pidiéndoles que tengan a bien recordar mi nombre y mi cara, no por puro ego, sino por necesidad y por saludable egoísmo, porque si de algo estoy seguro es de que por ley de vida es muy probable que algún día nos podamos encontrar en el hospital, ellos como verdaderos profesionales y yo postrado en la cama de "mi habitación". Y a buen seguro que no seré un paciente resignado y temeroso del sistema, sino que al conocer mis derechos, reclamaré que se cumplan todos, uno a uno, del mismo modo que trataré de cumplir con mis obligaciones, que en el momento en que esté ingresado, serán más bien pocas porque con certeza, las habré cumplido y con creces a lo largo de toda mi vida fiscal.

En este caso, mi nombre figura al pie de este artículo de opinión y mi cara queda reflejada en la fotografía que el Editor de Madridiario y consejero de Diariocrítico, mi amigo Constantino Mediavilla, ha tenido a bien incluir con el fin de personalizar la comunicación y que ésta sea lo mas cercana posible a nuestros lectores, lo que facilita que al menos usted, si ya es un profesional sanitario, me pueda reconocer si nos encontramos en su consulta o en el hospital y de esta forma podamos establecer ese tan necesario proceso de comunicación bidireccional, que todos necesitamos en un sistema sanitario mucho más humanizado.

Haciendo honor a la verdad, no me gustaría que a nadie y tampoco a mí, se le molestara en la intimidad de su habitación, en la que está ingresado quizá compartiendo unos pocos metros cuadrados y el cuarto de baño con un desconocido, pero que a pesar de ello sigue siendo "su habitación". Nunca entenderé que el mero hecho de vestir una bata blanca o un pijama también blanco o de otro color, pero siempre clínico, o llevar colgado un fonendo al cuello, nos dé derecho a los trabajadores de un hospital a abrir la puerta sin llamar. Yo no se a usted, pero a mí jamás me han abierto la puerta de la habitación en un hotel sin que concediera el permiso necesario. ¿Y no es lo mismo? ¡Vaya que sí! Pero si usted entiende que no, puede darme su opinión personal a través de este periódico o en mi correo personal [email protected]

Estoy seguro que tampoco me veré nada favorecido con esos "pijamas" o "camisones" que tienen a bien entregar en el hospital cuando  ingresan a un paciente y que en algunos casos son de obligado cumplimiento aunque no sean de su agrado, aludiendo que "lo siento, pero son normas del hospital". Pero..., ¿quién ha sido capaz de poner unas normas por las que se obliga a alguien que ya ha cumplido con sus obligaciones, a vestir una prenda que no es de su agrado y ni siquiera de su talla? ¿Es que el pijama que ha adquirido el gerente de un hospital, pero que estoy seguro no se ha probado, influye en la curación de la enfermedad? No, absolutamente no. Sin embargo, lo que sí es cierto es que el "pijama personal" de cada uno, con el que el enfermo está a gusto, porque es de su talla y del color que a él le agrada, sí que influye de una forma clara y decidida en la "curación del enfermo", más que de la propia enfermedad. También estoy seguro de que este punto, controvertido o no, debería estar incluido en lo que denominamos ahora como "medicina basada en la evidencia"; evidencia humana, pero evidencia al fin y al cabo; y si no, que le pregunten a los enfermos.

En fin, que por pedir que no sea. Entre otras muchas cosas, éstas son las que con más interés solicito a mis alumnos, tras esa última y postrera clase ya profesionales, y que ahora me atrevo a pedirle a usted, querido colega, compañero y lector, por si el destino hace que nos encontremos en el hospital, usted con bata blanca y yo, en la cama, pero tenga por seguro que con "mi pijama". Gracias de antemano por su comprensión y ayuda. Al menos entre colegas las cosas parecen más fáciles. Una última cosa: si el de la bata blanca soy yo, tenga la seguridad de que si a usted le apetece podrá vestir "su pijama". ¡Estaría bueno!
 
 
                                                                       Dr. Jesús Sánchez Martos
                                                                       Catedrático de Educación para la Salud
                                                                       Universidad Complutense de Madrid

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.

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