Fracturación y enfrentamiento
jueves 04 de octubre de 2012, 09:06h
Cuando pensamos en procesos independentistas, rupturas
violentas y enfrentamientos posteriores entre esos entes de reciente soberanía,
siempre mencionamos los Balcanes, y nadie parece acordarse de un precedente
mucho más cercano a nosotros mismos, al menos en lo cultural y sentimental.
A principios del siglo XIX, la América española
abarcaba un inmenso territorio, desde California hasta la Tierra de Fuego, y
como sucede con las Comunidades Autónomas hoy, estaba dividida en cuatro
virreinatos (Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata) y cuatro
capitanías generales (Guatemala, Venezuela, Chile y La Habana). A su vez,
dentro de estas enormes gobernaciones, el poder local se fragmentaba en
Cabildos y Consulados de Comercio. Obviamente, el poder, en la mayoría de estos
órganos políticos y administrativos, estaba en manos de criollas élites
locales, en concreto desde el vacío de poder producido con el cautiverio en
Francia de la Familia Real española. La Constitución de 1812 decía "la nación
está formada por los españoles de ambos hemisferios", colocando a todos en un
plano de igualdad, pero eso, evidentemente, no satisfacía la ambición de poder
de esas élites criollas, amparadas en el discurso ideológico anti absolutista
con el inestimable auxilio de las torpes políticas de Fernando VII. Y por
supuesto con el apoyo de Londres, dueña de los océanos desde la derrota de
Trafalgar en 1805. "Britannia rules the waves".
Pero lo realmente llamativo en el proceso independentista
es como los círculos políticos locales, se van declarando independientes, no ya
de la lejana metrópoli allende el Océano, si no también de cualquier otra forma
de poder superior americano. Como el territorio paraguayo, declarado
independiente del Río de la Plata y gobernado de forma personalista por Gaspar
Rodríguez de Francia entre 1814 y 1840. O la actual Bolivia, antes el Alto
Perú, dependiente del Virreinato de Lima hasta que los oligarcas locales
decidieron ser independientes. Cuando San Martín vence a los "realistas" en la
batalla de Maipú, en 1818, es el territorio chileno el que se declara
independiente. Un año después será Bolívar, quien triunfe en Boyacá,
proclamando la República independiente de Colombia. En 1822 la Gran Colombia
sumaba también Venezuela, Panamá y el territorio de Quito. Uruguay, "liberada"
por el ejército de Juan Antonio Lavalleja, proclamará su independencia en 1825.
Podríamos seguir interminablemente. ¿Qué llevó a unos
territorios con una historia compartida, moneda única, la misma lengua común y
sin diferencias religiosas a la fragmentación? La respuesta es clara; el
caudillismo, los caciques, el populismo, la ambición de las élites locales
ansiosas por mangonear a su antojo los recursos más cercanos...
No era fácil crear nacionalismos al carecer de "hechos
diferenciales" significativos, pero tampoco imposible. Era imprescindible
diseñar banderas, componer himnos patrióticos, elevar a los altares a los
héroes locales, exagerar las diferencias, ridiculizar a los vecinos, ahondar en
el victimismo, resaltar las agresiones, reales o no, de "los otros"... Y por
supuesto una buena guerra que forjara el carácter nacional. Como las tensiones
entre la Venezuela independiente de Colombia y éste país en 1833, cuando el
congreso venezolano rechazó el tratado Pombo-Michelena. O la Guerra del los mil
días entre 1899 y 1902. También hubo una guerra entre Bolivia y Chile entre
1879 y 1883, por la cual los bolivianos perdieron su salida al Pacífico. Está la
sangrienta guerra del Paraguay, en 1864, contra Brasil, Argentina y Uruguay; se
calcula que antes de la guerra los paraguayos eran más de medio millón. Tras la
guerra sólo quedaban unos 200.000, y de ellos sólo 28.000 eran varones adultos.
Y cuando se recuperó Paraguay se volvió a enzarzar en otra guerra, la del
Chaco, contra Bolivia entre 1932 y 1935. Y suma y sigue.
Diríase una enfermedad genética hispana de fiebres
recurrentes, como la malaria. Del Califato a las taifas, de los almorávides a
las taifas, y así una y otra vez, oscilando entre la fragmentación cuando se
debilita el poder central y la reunificación cuando se refuerza. Pero no es una
patología innata contra la que no podamos luchar. El germen de esos
comportamientos, muy semejantes al feudalismo en lo que tienen de fragmentación
del poder, clientelismos políticos y enfrentamientos territoriales, se nutre de
un poder central debilitado (evidente; cuando no hay mayorías absolutas en
Madrid los nacionalismos periféricos adelantan veinte casillas de golpe) y de
una mala distribución de ese poder y de la riqueza en los distintos territorios.
Eso pone en manos de élites locales, sin el control de una autoridad central ni
el contrapeso de otros ciudadanos, el manejo de los resortes de poder,
retroalimentando los procesos independentistas siempre que haya una masa
crítica manipulable.
También los Estados Unidos tuvieron su Guerra de
Secesión entre 1861 y 1865, pero las tesis independentistas del sur no
triunfaron dada la derrota militar del general Lee. Y también los confederados
crearon su propia bandera, su himno, tuvieron su capital y su mística épica
para engendrar un nacionalismo capaz, a su vez, de concebir monstruos como el
Ku Klux Klan.
Sería mejor que los nacionalismos no existieran, pero
si tienen que existir tal vez vaya siendo hora de denunciar la falacia de que
todos los nacionalismos son iguales, y que tanto monta, monta tanto el catalán
como el español. No. Uno divide, crea fronteras y restringe derechos; otro
integra. Es más, yo estaría a favor de un nacionalismo que superara al español y
si eso fuera posible, que nos integrara a los europeos en una nueva nación, Y
por supuesto, votaría a favor, si se propusiera a Lisboa como capital de la
Península Ibérica. De toda la Península, haciendo posible que CR7 jugara en una
selección ibérica. Y aunque haya disfrutado al viajar por Dixie escuchando
música sureña, me alegro de que los Estados Confederados, con capital en
Richmond, fueran derrotados por el general Ulysses Grant. "Manu militari", sí. Por
que aunque todos los nacionalismos son detestables no todos los nacionalismos
son iguales.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (13)
14158 | kroker - 05/10/2012 @ 00:00:12 (GMT+1)
Ciertamente había un plan de invasión de Canarias por parte de los EE.UU, para el caso que la guerra de 1898 se prolongara demasiado, de hecho, la firma del Tratado de París, nos salvó por los pelos de ser un Puerto Rico más, o quizá algo peor. De todos modos los ataques a Tenerife, no son nada nuevos. El escudo de la ciudad luce 3 cabezas de león cortadas: 1ª por la derrota de de Blake en 1656, la 2º por la derrota de Jennings en 1707, y la 3ª por la derrota de Nelson en 1797, pocos años antes de Trafalgar.
A propósito de las luchas por la independencia en la América hispana, existe un interesante artículo publicado por una conocida revista de historia (que ahora no recuerdo), sobre la defensa del Imperio Español, en que la principal tesis, es que el Imperio se defendía solo, dado el escaso número de soldados que lo defendían, y la extensión del mismo. Es decir, fueron colonias mientras quisieron serlo.
14145 | B T-M - 04/10/2012 @ 19:05:15 (GMT+1)
"Madre patria" siempre me ha parecido una "contraditio un terminis". O sé es padre o sé es madre. Y en el caso de la antigua metrópolis, madrastra. No es de extrañar la sorna. Cuánto bueno por acá, Pascua. Ya te echábamos de menos.
14144 | B T-M - 04/10/2012 @ 18:59:28 (GMT+1)
Gracias Ángel, no estaría mal el Tajo en vez del Manzanares y el fado por el chotís. Vaya el brindis por Saramago y "La balsa de piedra".
14143 | B T-M - 04/10/2012 @ 18:54:40 (GMT+1)
Muchas gracias por el comentario, señor Pinkertom. En especial porque sé bien que no es usted persona pródiga en cumplidos. En cuanto a sus objeciones, me acojo a las licencias literarias y a una cierta intención provocadora, esencial para el debate y, cómo, no, a la receta con unas gotas de Tabasco® en los artículos.
14141 | pascuamejia - 04/10/2012 @ 18:25:22 (GMT+1)
No tenía idea, Bruno, que tbn coincidimos en Iberia Federal y republicana o en una macro federación europea. En cuanto a los procesos de por estos lares hace 200 años, efectivamente fue como dices y hasta peor. Y todavía mantienen una inquina creciente por la metropoli que algunos, con sorna, llaman madre patria. No me extraña. un abrazo.
14134 | Angel - 04/10/2012 @ 14:53:04 (GMT+1)
A mi también me apasiona mucha de la música de esa zona, sobre todo el jazz, creo que al de por allí lo llaman dixieland o hot jazz, no lo tengo claro. Por si no la han visto les recomiendo la serie Treme, de David Simon, un buen retrato de Nueva Orleans tras el Katrina con una banda sonora espectacular.
14133 | Angel - 04/10/2012 @ 14:41:10 (GMT+1)
Buenas tardes, vaya lección nos han traído hoy usted y el compañero kroker (muy interesante y desconocido para mi que tengo una gran debilidad por esa tierra, gente y gastronomía). Sólo decir que este rincón del universo digital cada vez me resulta más querido e imprescindible. Ah, yo también soy un defensor acérrimo del iberismo, con capital en Lisboa, por supuesto, sobre todo ahora que a sus vecinos nos han puesto tan difícil el transito por Portugal con peajes en todas la autovías. Salud para todos.
14128 | Pikertom - 04/10/2012 @ 12:29:09 (GMT+1)
Siempre he sentido admiración y respeto por las personas que tienen el don de expresarse por medio de la escritura y usted, señor Traben, lo tiene y lo ejerce. Dicho esto, comparar la independencia de la América española o la Guerra de Secesión norteamericana metiendo por medio nada más ni nada menos que a Califatos y Taifas o al mismísimo Ku klux klan, con el actual problema de Cataluña, me parece una profunda y lamentable y manipuladora equivocación que sólo puede llevarnos a la fracturacion y enfrentamiento que nadie desea.
14127 | B T-M - 04/10/2012 @ 12:05:25 (GMT+1)
Lo de Dixie fue una especie de peregrinación a Selma, Alabama, cuna de los derechos civiles en los EE. UU. y excusa perfecta para unas buenas juergas en Nueva Orleans. Una vez más, querido Króker, de acuerdo con sus documentados e inteligentes comentarios. Y está bien recordarnos a Canarias, porque si hay comunidades omnipresentes en los medios y en nuestras pesadillas hay otras, las afortunadas como Suiza y sus juergas mirando el reloj de cuco, tan discretas y elegantes como para aparecer sólo cuando no queda más remedio; sea por un volcán submarino o por un desgraciado y voraz incendio forestal. El otro día le recordaba a un amigo, a propósito del Tratado de París por el que España renunció a Cuba, puerto Rico y Filipinas tras el desastre de 1898, como en la época se temió por la pérdida de otro archipiélago; el de las Canarias. Digo esto porque nos acostumbramos en muy poco tiempo a la realidad de unas fronteras, y ya las consideramos intemporales, eternas e inamovibles. Y sin embargo la Historia nos demuestra como estas fracturas artificiales, rellenas en tantos casos con sangre, son lábiles construcciones, aunque en ellas se levanten muros de hormigón y alambradas.
14126 | B T-M - 04/10/2012 @ 11:50:20 (GMT+1)
Amén, y no le digo "puede usted ir en paz" porque no quiero que se vaya a ningún sitio. Muchas gracias, querido Grillo, por sus comentarios. Como evidentemente sabrá usted los grillos son símbolo de buena suerte en China, dónde además se organizan tremendos combates entre estos simpáticos animalitos en los cuales se cruzan importantes apuestas. Ahora los chinos están aprendiendo a levantar "castellets", paradójicamente un símbolo catalán de "fer pinya" en vez de "fer cami". Fins un altre, amic.
14124 | GRILLO - 04/10/2012 @ 11:10:04 (GMT+1)
"Y amen" ?.Perdón, es que esta mañana estoy chisposo.
Sepa Ud. que le sigo asiduamente y que agradezco infinito sus interesantes y edificantes lecciones de historia, además de sus acertados comentarios sobre cuestiones de actualidad; y que no intervengo más, bien porque carezco de los datos necesarios para hacerlo o bien porque estoy de acuerdo en sus conclusiones, además por lo que he podido constatar goza Ud. de incondicionales seguidores, para rematar sus artículos, con observaciones interesantes y bien documentadas.
Un abrazo.
14123 | kroker - 04/10/2012 @ 11:06:53 (GMT+1)
Por cierto, también me gusta Dixie (versión Dylan), y la música country, pero preferí que Lee perdiera Gettysburg.
14122 | kroker - 04/10/2012 @ 10:59:57 (GMT+1)
Brillante análisis de los procesos independentistas americanos. Ciertamente, no es necesario tener una lengua propia para que el nacionalismo se apropie de ideas/sentimientos/territorios, y cale en determinadas sociedades. Ya dije hace unas semanas, que si bien en Canarias el sentimiento nacionalista-excluyente o independentista todavía es minoritario, bastará que las oligarquías locales metan dinero y empeño, para que crezca exponencialmente. Nosotros cumplimos con los criterios de las NN.UU. para la autodeterminación, cosa que no ocurre ni con Cataluña y Vascongadas; pero como suele decirse, dos no pelean si uno no quiere, y en nuestro caso, ninguna de las partes quiere pelea.
Pero dicho esto, si conviene poner en claro ciertas cuestiones con respecto a Canarias, y que a menudo se olvidan en la "metrópoli" (sin acritud). Estamos en otro continente, por mucho que se empeñen desde ciertos círculos en olvidarse de ese "pequeño detalle". Según los Tratados Internacionales firmados por España (gracias UCD), nuestra zona económica exclusiva no existe, por tanto, la de Marruecos llega hasta el Hierro, eso sí, descontando las 22 millas de aguas territoriales alrededor de cada isla. No se puede trazar una mediana, sencillamente porque a Marruecos no le interesa y además tiene a su favor el Derecho Internacional, y eso es así, porque dicho Tratado dice: que los archipiélagos o islas que pertenezcan a una potencia ajena al continente o del país no ribereño, carecen de zona económica exclusiva. España nunca debió ratificar este Tratado, pero las lumbreras de UCD con Suárez a la cabeza, estaban más pendientes de figurar entre los países no alineados, que defender los intereses de Canarias.
No sé lo que pasará con el resto de la Nación, pero sí sé, que si Canarias no soluciona este problema, a la larga tendrá graves problemas con los vecinos, hoy solo Marruecos, pero mañana pueden ser dos si el Sáhara se independiza. Por tanto, si mezclamos los problemas actuales de lejanía, ninguneo a que está sometida esta tierra, más ahora con la crisis y el cambio de actitud de las oligarquías locales, podemos tener servido un cóctel, que puede ser explosivo con los años. Después no digan, que nadie se dio cuenta.
Pero yendo al comienzo, bueno, las luchas independentistas de entrada se plantearon más como una lucha realistas-republicanos; solo apuntar, que la batalla de Ayacucho se perdió por el previo enfrentamiento entre las tropas españolas, y que al final, parte de las mismas se pasaron a las tropa republicanas.
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