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Buenafuente, o Wyoming, o quien sea: se busca un Grillo

Buenafuente, o Wyoming, o quien sea: se busca un Grillo

domingo 03 de marzo de 2013, 12:24h
"España no es Italia en su articulación política; pero está a punto de serlo". Quien me habla es un ilustre y veterano corresponsal italiano, con muchos años en nuestro país a sus espaldas. A veces coincido con este diagnóstico: tenemos a nuestro Monti, a nuestro Bersani, a nuestro jefe del Estado prestigiado y querido, pero dicen que a punto del retiro. No tenemos, laus Deo, a un Berlusconi -imposible cualquier parangón-y andamos en busca de un Beppe Grillo; que no nos pase nada. Pero lo cierto es que cómicos españoles 'serios' -mucho más serios que el populista italiano-, como Andreu Buenafuente o el Gran Wyoming, reciben estos días se comenta, miles de mensajes, directamente o a través de las redes sociales, reclamándoles que den un paso hacia la política. Así de desgastados andan nuestros principales partidos, que esta semana se enfrentan, de nuevo, a pruebas de fuego. Así de irritada anda una parte de la población, que pasó de indignada a desconcertada para acabar, falta de referencias, sumida en una especie de nihilismo supercrítico.

Es curioso que ni en Italia ni en España se hayan producido movimientos masivos de rechazo iracundo a las políticas oficiales, como sucedió en Grecia y, muy recientemente, en Portugal. Pero las encuestas aquí y las propias urnas en Italia muestran la profunda desazón de los electores, contribuyentes y ciudadanos hacia el sistema: aquí, un 83 por ciento manifiesta sentir desconfianza hacia Rajoy, y un 94 por ciento, nada menos, asegura que no tiene confianza en Pérez Rubalcaba. Así ¿hacia dónde vamos? Pues eso: hacia la búsqueda de un remedo de Grillo, personaje que no puede, a mi entender, ser más nefasto para una democracia que se quiera moderna y asentada. Hacen pero que muy bien los Buenafuente y los Wyoming riéndose de las propuestas que les tientan a meterse en este lío endiablado de la política.

 Fíjese usted, sin ir más lejos, la que tienen montada Rubalcaba y Rajoy esta semana de pasión. El primero se enfrenta a un morrocotudo lío en el interior de su partido, el PSOE, atenazado por disidencias en las organizaciones andaluza y gallega, para no hablar de la recomposición de relaciones que el secretario general socialista habrá de intentar con sus correligionarios catalanes, dirigidos bajo la inexperta batuta -es un decir-de Pere Navarro. Aseguran que solamente un pacto por la reforma de la Constitución podrá acercar nuevamente, en un planteamiento federal, a Rubalcaba y Navarro. Pero esa reforma no será posible mientras el Partido Popular, que es quien gobierna, y lo hace con la mayoría absoluta de noviembre de 2011 -ahora no sería lo mismo, claro--, no lo acepte. Y, hoy por hoy, Rajoy, atado al palo mayor de la nave que se le, se nos, hunde,  no quiere ni oír hablar de eso. Bastantes problemas tiene, dicen algunos de quienes le rodean, con lo inmediato. Y esa inmediatez se llama Luis Bárcenas, lanzado a un tragicómico  --eso sí que es como de Grillo-combate en los tribunales con el partido que tantos privilegios inmerecidos le otorgó y que tan bien le pagó hasta hace, parece, pocas semanas. 

Bueno, puede que España no sea, en lo malo, como esa Italia que está dando la campanada política con resonancias en toda Europa. Al menos, todavía. Desgraciadamente, me parece que tampoco es como Italia en mucho de lo bueno que apreciamos quienes amamos ese país, comenzando por una sociedad civil bien armada y una Administración bastante eficaz. Eso sí, nuestros cómicos son mejores. Y mucho más responsables. 



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>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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