ZP, atrapado en Cataluña

El ex presidente Bush dijo que, aun en momentos en que los periodistas se exceden en sus informaciones, prefiere una prensa sin gobierno antes que un gobierno sin prensa, porque lo básico es el derecho del pueblo a saber. Sean o no sean una exageración aquellas palabras del ex mandatario estadounidense, lo cierto es que evocan una clara sensación sobre la importancia y trascendencia de los medios de comunicación. Un periódico, de todos modos, tampoco es la Biblia, ni tiene a su alcance los medios que suele tener un gobierno. Por eso mismo, sorprende tanto la situación que se está dando en Cataluña, donde ya parece que nada funciona.

   Y sorprende todavía más que fuese un diario y no un gobierno el que se percatase en primer lugar de la situación. Porque de haberlo hecho el Ejecutivo de ZP o, cuando menos, de haberse dado por enterado, los catalanes no estarían sufriendo tanto el colapso de infraestructuras que paraliza su país -el motor económico de España- y acaba con su paciencia. Viene todo esto a cuento porque cuando aparecieron los primeros socavones, El Periódico de Catalunya fue el primero en pedir que se abordase sin dilación la decisión de cerrar las líneas de Cercanías afectadas.

   Ahora se ha demostrado que había riesgo cierto de que algún tren pudiera sufrir un accidente y resulta, además, evidente que era un disparate querer mantener el servicio de Cercanías mientras se trabajaba a unos metros de un terreno inestable. Por tanto, el presidente llega tarde, aunque más vale tarde que nunca.

   De la ministra Magdalena Álvarez, casi mejor ni hablar, y menos cuando ya ha sido apartada por un ZP doblemente atrapado en Cataluña: ahora, en este caos que comprende la suspensión parcial del servicio de Cercanías, la paralización de las obras del AVE, nuevos socavones y el hundimiento de un andén de la estación de Bellvitge, y en marzo, cuando lleguen unas elecciones cuyo resultado en Cataluña será decisivo para el PSOE.