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Jueza Alaya: Los doce trabajos de Hércules

jueves 21 de marzo de 2013, 08:11h
Jueza Alaya: Los doce trabajos de Hércules
Ya lo anunciábamos hace escasos días. La superjueza Mercedes Alaya se incorporaba de nuevo al Juzgado número 6 de Sevilla tras su larga baja por enfermedad y volvía con fuerzas renovadas plantándole cara al mismísimo Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que pretendía retirarle alguna de las macrocausas que ha venido instruyendo desde hace más de dos años. No sé si se habrá hartado de espinacas, pero ha regresado como si fuese Popeye, poniendo patas arriba todas las empresas y los domicilios de los presuntos implicados en los EREs fraudulentos en los cuatro puntos cardinales del territorio nacional y sembrando el pánico en el Palacio de San Telmo y sus aledaños. Quienes la acusaban de retardar "sine die" la instrucción de la causa de los EREs, alegan ahora que esta macrorredada de la llamada Operación Heracles es un ejercicio de improvisación para callar bocas. Por lo pronto, el ex director general de Trabajo y Segurida Social, Francisco Javier Guerrero, el de los gin-tonics y la coca, ha vuelto a ser enchironado después de que la jueza sustituta de Alaya lo pusiera en libertad bajo fianza. Pero es que, además, la operación, que se ha desarrollado en siete provincias españolas, se ha saldado nada más y nada menos que con veinte detenidos, nueve imputados y trece registros. Ni las operaciones estelares de juez Baltasar Garzón, tan dado él a actuar de cara a la galería y frente a las cámaras de TV, habían llegado a tanto.

No me extraña nada que se haya elegido al héroe y semidios griego Hércules como referencia porque el caso de los EREs fraudulentos le está suponiendo a la jueza Mercedes Alaya, además de muchísimos dolores de cabeza y cefaleas, algo así como los doce trabajos que tuvo que realizar el mítico héroe y que narró Peisandro de Rodas. Estos doce trabajos, por si no lo saben, fueron matar al León de Nemea y tomar su piel, que después llevaría en varios viajes, matar a la Hidra de Lerna, capturar a la Cierva de Cerinea, capturar al Jablí de Erimanto, limpiar los Establos de Augías en un día, matar a los Pájaros de Estifalo, capturar al Toro de Cretal, robar las Yeguas de Diómedes, robar el Cinturón de Hipólita, robar el Ganado de Gerióne, robar las Manzanas del Jardín de las Herpérides y capturar en los infiernos a Cerbero. Bueno, pues lo de Alaya, visto lo visto, deja estas proezas en un chiste, porque enfrentarse a la todopoderosa maquinaria del PSOE andaluz y de la Junta, que llega a los rincones más perdidos de la comunidad, sí que es un trabajo. no de Hércules, sino de chinos.

Quien iba a decir que el escándalo de Mercasevilla, ninguneado en principio por el Ayuntamiento de Alfredo Sánchez Monteseirín y por el Gobierno de Manuel Chaves y sacado a la luz pública por un medio de comunicación sevillano en noviembre de 2010, iba a llegar, con el paso del tiempo y gracias a las investigaciones de la jueza Alaya, al actual macroproceso que lleva camino de dejar en pura anécdota a la famosa Operación Malaya. Los dos intrusos descubiertos entonces, Antonio Garrido y Maria del Carmen Fontela, que habían cobrado el ERE y nunca habían trabajado en Mercasevilla, fueron los primeros de los cerca de doscientos encontrados posteriormente en otros EREs financiados por la Junta. Un caso que ha destapado corruptelas zafias y horteras como los gastos en gin-tonics o cocaína denunciados por el chófer de Guerrero o el propio "fondo de reptiles" de 647 millones de euros que este mismo director general de Trajabo confesó que tenía para libre disposición.

Un consejero y un director general de la Junta encarcelados, varios delegados provinciales, sindicalistas, abogados, empresarios y dirigentes socialistas imputados y miles y miles de folios de instrucción sobre un entramado de corrupción política sin precedentes sobre el destino fraudulento cientos de millones de euros destinados a los parados que, cuando llegue la hora de abrir el proceso oral , va a suponer todo un espectáculo mediático semejante al juicio de Nuremberg. Ni las artimañas de la Junta para tratar de cambiar a la jueza, ni el empeño en decir la mentira tantas veces repetida de que fue la Administración andaluza quien puso los hechos en conocimiento del la Justicia, han conseguido desmotivar a la magistrada que parece empeñada en demostrar aquello que dejó escrito en uno de sus autos sobre la "cùspide de la pirámda de la corrupción". Yo sé de alguno que se está comenzando a tentar la ropa.

Lo más curioso de este caso es que parece que los andaluces siguen sin enterarse de que les han robado cientos de millones de euros de los parados, que en Andalucía son un millón y medio, y que no han sido, como pretende demostrar la Junta, "cuatro golfos". sino muchos más y casi todos ellos con responsabilidades políticas en la Administración. Aquí todo el mundo habla de Bárcenas o de Urdangarín, que presuntamente podrían haberse embolsado unas decenas de millones, y nadie quiere saber nada de los EREs. El caso es tan sangrante que hasta el PP, que fundamentó su campaña electoral en la denuncia del escándalo, pudo comprobar que aquí, al sur de Despeñaperros, este tipo de corrupciones institucionales no mueven montañas. Será porque llevamos cuarenta años acostumbrados a que nos tomen el pelo en nombre de la izquierda social y progresista. Lo dicho, tenemos lo que nos merecemos, aunque de vez en cuando surjan extrañas personalidades como la jueza Mercedes Alaya, encargadas de darmos un toque de atención.
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