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Un problema poliédrico

jueves 15 de noviembre de 2007, 10:01h
Cuando ocurrió el incidente entre el Rey y Chávez en la Cumbre Iberoamericana, pensé inmediatamente que el tema no era tan sencillo como algunas primeras noticias trataban de explicarnos, sino que tiene muchas facetas, todas ellas bastante complejas que, bajo mi punto de vista, impiden sacar una conclusión única.

Claro que sentimentalmente como español me siento vinculado a la actitud del Rey, pero superada la parte visceral del tema, creo que es conveniente darse cuenta que aquello que en una discusión entre amigos podríamos admitir, en una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno no debe ocurrir.

No creo que, como algunos comentaristas hayan dicho, lo ocurrido con Chávez sea una cuestión planificada y programada por don Hugo para utilizarla como coartada en la difícil situación interna que vive su país. Otra cosa es que haya tenido habilidad humana y política para usar a su favor el incidente, pero, bajo mi punto de vista, siempre aprovechando los acontecimientos que están ocurriendo, pero nunca planificados con anterioridad a su realización.

Estoy convencido de que no habría pasado nada si la presidenta de Chile, que es la anfitriona y quien moderaba el debate, hubiera hecho callar al señor Chávez, que se dedicó a interrumpir la intervención de Rodríguez Zapatero en términos descalificativos para el anterior presidente del Gobierno español.

Dicho lo anterior, no creo que el Rey tuviera que suplantar el papel de la  moderadora, por muy maleducado y ofensivo que fuera el comportamiento del señor Chávez.

Si nuestro Jefe de Estado, el Gobierno y nuestra diplomacia reconocen que una persona ha sido elegida democráticamente Jefe de Estado de su país y se sientan con él a la misma mesa, tienen que ser consecuentes hasta el final y estar por arriba de cualquier comentario o actitud personal y guardar las formas que en diplomacia son fundamentales. ¿Creen ustedes posible que lo que ha ocurrido con Chávez lo hubiera hecho el Rey con Merkel o Sarkozy por mucho que hubieran interrumpido o insultado? ¿Que creen que puede pasar a partir de ahora si se da por bueno o se respalda que el Jefe del Estado español ocupe el papel de moderador cuando lo considere unilateralmente adecuado?

Por otra parte, hay que tener presente que Sudamérica es un conjunto de países que tienen una relación especial con España, basada en una historia de cientos de años y que, por lo tanto, dado el proceso de nacionalismos que en algunos de esos países se esta generando, se debe tener una sensibilidad especial para no servir en bandeja que aquello que no es cierto se use políticamente a favor de unas tesis determinadas y en contra de España.

También es importante señalar que el Gobierno español y en especial su ministro de Asuntos Exteriores deben tomar buena nota de lo que ha ocurrido, pues si recurrimos a las hemerotecas veremos que prácticamente lo que se dijo de España en esa Cumbre ya había sido dicho previamente en debates públicos en este país.

La actitud de que el Rey abandonara la Cumbre durante la intervención del presidente de Nicaragua no se puede interpretar como el resultado del enfado contra Chávez, ya que si hubiera sido así debería haberlo hecho cuando el señor Chávez no le hizo caso y continuó hablando, sino porque tampoco le gustaba lo que decía Ortega y, por lo tanto, difícil situación va a tener ahora España, y sobre todo su tejido económico y empresarial en Sudamérica, si el Rey de España, que es el Jefe del Estado, a un Jefe de Estado le manda callar y a otro le deja con la palabra en la boca.
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