Ya sé que la comparación es odiosa, pero está claro que
Mariano
Rajoy no tiene el carisma de
Barack Obama ni, sobre todo, sus asesores de
imagen. Creía que el mensaje de Navidad de
María Dolores de Cospedal a los
castellanomanchegos había batido todos los récords, pero lo de hoy del
presidente del Gobierno también pasará a la historia de la (in)comunicación.
¿A quién se le ocurre organizar el mensaje de Rajoy como una
rueda de prensa más del Consejo de Ministros en la que a la tercera pregunta ya
le requerían, con todo derecho por supuesto, sobre la autopista del Cantábrico?
Ya comenzó su discurso de introducción hablando de los acuerdos adoptados antes
de pasar a leer, ¡cómo no!, un informe digno de un registrador de la propiedad
como él sobre el estado de la nación. Cifras y letras, como el concurso.
Y todo para darnos dos frases de gloria y pasarse de
arrogancia, por no decir cierta chulería, al repetir en al menos un par de
ocasiones otra de sus afirmaciones gloriosas: "Estas son las navidades de la
recuperación". No se da cuenta de que le creemos, pero que mejor para él y para
su partido si no insiste demasiado.
"Si nos visitan 60 millones de turistas, algo bueno
tendremos". Un argumento que desarma al más pintado, más que nada porque te
deja sin palabras, sólo con ganas de abrir un 'hastag' en Twitter. El turismo
es nuestra salvación... Si
Fraga levantara la cabeza.
La segunda respuesta como mínimo sorprendente es la que dio
cuando se le pidió una valoración de las referencias a Cataluña de
Felipe VI en
su mensaje del martes por la noche. "El Gobierno no debe comentar estas cosas".
¿Perdón? O se me escapa alguna cuestión protocolaria o servidor no entiende la
razón para no valorar la petición, creo que se puede decir así, del jefe del
Estado para que el "diálogo" resuelva un problema que merece ser reseñado por
el monarca entre los cuatro o cinco en que centró su discurso.
¿O es que como dicen ciertas lenguas tertulianas, en Moncloa
no ha hecho mucha gracia la misiva de Don Felipe y doña
Letizia? Porque nadie
duda, eso sí, que la Reina también ha metido pluma y oficio en su redacción.
En todo caso, el presidente no conseguirá el 'share' del
Rey, ni mucho menos, con su intervención el último viernes de diciembre antes de
comer. Con el tiempo justo para unos 'totales' en los telediarios, aunque visto
lo visto, probablemente sea una de las pocas buenas ideas de
Pedro Arriola. Salvo
la despedida a los periodistas, un "que les vaya a todos muy bien" que sonó
ciertamente poco navideño, olvidando quizá que se dirigía a todos sus
conciudadanos.
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