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Otra polémica con Magdalena Álvarez e Indignación del presidente del Congreso

Manuel Marín:'Este Parlamento se va a convertir en un pandemonio'

Manuel Marín:"Este Parlamento se va a convertir en un pandemonio"

· Tardá acabó hablando en catalán y varios diputados de ERC mostraron una pancarta

miércoles 28 de noviembre de 2007, 18:16h
Chula, impropia, desvergonzada… de todo ha oído este miércoles la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en la sesión de control al Gobierno. Pero también ella ha dicho de todo a la oposición. Una vez más el Parlamento se ha convertido en un circo, tanto que hasta el propio presidente del Congreso, Manuel Marín, en un momento de máxima desesperación, lo ha calificado de “pandemonio”.
No habían cesado los ecos de la reprobación de Magdalena Álvarez, el día anterior, cuando la segunda tanda contra la ministra de Fomento ha convertido el Parlamento en lo que Manuel Marín, en el límite de la desesperación, ha denominado muy gráficamente como “pandemonio”, que, según la Real Academia de la Lengua, significa “lugar en el que hay mucho ruido y confusión”. Y eso, efectivamente, es lo que ha habido en un hemiciclo donde Magdalena Álvarez y seis representantes de la oposición se han dicho literalmente de todo.

Los bancos azules estaban vacíos: la ministra de Fomento se enfrentó sola a la batería de preguntas contra su gestión dirigidas desde Eusko Alkartasuna (Begoña Lasagabaster), PP (Jorge Fernández Díaz, Andrés Ayala, Alejandro Ballesteros y Dolors Nadal) y ERC (Joan Tardá). Ningún otro ministro la acompañó: Pérez Rubalcaba se fue nada más terminar sus interpelaciones y Jesús Caldera, el único visible por el Congreso, paseaba por los pasillos mientras caía fuego cruzado sobre ‘Maleni’ Álvarez.

Estaba sola, sí, pero la ministra se defendió con auténtica “chulería” (“su chulería es deplorable e impropia de esta Cámara”, le dijo Dolors Nadal), con los brazos cruzados, recalcando la pronunciación de las ‘eses’ como ‘zetas’ y dando ‘consejos’ a la oposición. Y, desde luego, escupiendo, más que informando, que no piensa dimitir ni en broma. No le cambió el semblante ni cuando le recordaron por enésima vez que según las encuestas del CIS “es usted la ministra peor valorada del Gobierno”.

El Congreso se convirtió una vez más en espectáculo. Incluso, los de ERC ya tenían preparado el número: mientras Joan Tardá finalizaba su intervención en catalán extrañado de que Marín pusiera cara de santo decapitado y no le parara los pies, los diputados catalanistas enseñaban desde sus escaños los cárteles convocando para el próximo sábado a manifestación en Barcelona contra tanto desastre. “Som una Nació i diem PROU” (“Somos una Nación y decimos basta”), podía leerse en el encabezado.

Ahí, Marín estalló: “Así no podemos continuar”, dijo con voz cansada el presidente del Congreso, “el Parlamento no se puede convertir en un pandemonio”. Pero la advertencia había llegado tarde. Pandemonio, eso es lo que el Congreso ha sido en la tarde de este miércoles.

Ha habido frases de muy grueso calibre, pero todas en una misma dirección: exigiendo a la ministra que, por “dignidad democrática”, dimita. La han acusado de incompetente, de soberbia, de chula y hasta de “tramposa”: “A usted la salvaron ayer de la reprobación sólo tres votos: el suyo y el de dos tramposos de la democracia”, le dijo, indignado, el diputado popular Andrés Ayala. Los otros dos “tramposos” son, naturalmente, Calomarde (ex PP) y Román Rodríguez (ex Coalición Canaria).

“Sigue usted haciendo trampas como los dos tramposos de ayer”, le insistía Ayala; “debería sentir una enorme vergüenza democrática”, apuntalaba Nadal; “si la incompetencia [de la ministra] es el problema, la soberbia es el delito”, le decía Alejandro Ballesteros; “señora ministra, deje de tomarnos el pelo” y “los catalanes hacemos un mal negocio con España”, le arrojaba a la cara Joan Tardá. Y ésas fueron las frases más ‘suaves’, digamos que casi piropos que recibió ‘Maleni’ Álvarez, refractaria, sin embargo, a cualquier insulto o razonamiento.

 Pero si la oposición tuvo frases ‘gruesas’ la ministra demostró que ella también puede ser una barriobajera. Y lo fue, y cínica: “Aquí el que vota no es tramposo”, se defendía; “ustedes, como son agoreros quieren asustar a la gente”, insistía; “voy a seguir haciendo cosas y ustedes aguantando las cosas que hago”, amenazaba; “por loz votoz, por loz votoz eztoy aquí”, decía media verdad; “somos la envidia del mundo y de ustedes”, mentía; “no tienen el mínimo respeto por la verdad”, concluía.

Efectivamente, el Parlamento fue este miércoles un “pandemonio”.

 

 
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