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El supervisor único se pone estricto con la banca española, 'ma non troppo'

miércoles 16 de septiembre de 2015, 08:13h

No ha necesitado más de diez meses la Unión Bancaria para que a través del recientemente nacido Mecanismo Único de Supervisión (MUS) adopte una primera decisión, que tendrá sus consecuencias sobre la solvencia de la banca española al exigir, en los próximos días, a los bancos supervisados unos requerimientos mínimos de capital–actualmente en el 8,0% de media- que pueden llegar a un 10% con lo que algunas entidades –muy pocas- deberán corregir sus actuales ratios de solvencia, ya que la mayoría superan ampliamente los mínimos del 10%, incluso en capital de primera calidad (fully loaded).

Esta es la primera medida de enjundia que adopta el organismo del BCE, nacido en noviembre del pasado año y presidido por la francesa Danièle Nouy, que tiene entre sus objetivos la supervisión de 120 bancos europeos, un mecanismo único de resolución de crisis bancarias y un sistema de protección o seguro de depósitos bancarios homogéneo.

Los nuevos requerimientos de capital fijados por el MUS, dependerán, fundamentalmente, del tamaño y el perfil de riesgo de las entidades y serán comunicados individualmente a cada una de ellas. Estos han sido fijados tras una evaluación -se supone que rigurosa- de los parámetros de liquidez, capital, riesgo de las carteras, capacidad de salida al exterior, gobernanza o modelo de negocio, aunque todas las apreciaciones del BCE podrán ser negociadas con las propias entidades antes de que finalice 2015.

Con el nuevo “reparto”, todo indica que se resuelven los problemas de los activos fiscales diferidos (DTA por sus siglas en inglés), autentica y permanente amenaza que pende sobre la banca española y sobre los que los organismos europeos nunca se han manifestado de forma definitiva, aunque el BCE ha mostrado, en ocasiones, reticencias hacia ellos, por considerar estos beneficios fiscales por beneficios futuros, un capital de baja calidad, aunque la banca española y la de algún otro país de la Eurozona los incluyó como capital para el cómputo de la solvencia, después de regular expresamente sobre ello y en contra del criterio de Basilea III. Esta salvedad nacional, se tiene en cuenta en los test de estrés y ha sido determinante para la banca española, en la que los DTA tienen un peso superior al 15% sobre el ratio de capital Tier 1, previo al ejercicio de revisión de la calidad de los activos bancarios (AQR), frente a una media del 10,6% en la zona euro.

El volumen de DTAs contabilizados en el capital de los bancos españoles supera los 25.000 millones de euros, sobre un total agregado de la banca de la Eurozona de 105.600 millones. Tras España, aparece Francia –con un volumen de más de 22.000 millones, equivalentes a alrededor del 9% del Tier 1–; Alemania –con más de 16.000 millones, el 10% del Tier 1– e Italia, con más de 7.000 millones de euros, que suponen alrededor del 6% del capital.

Post-it

  1. Los activos fiscales diferidos o Deferred Tax Assets (DTA) tienen su origen en el hecho de que los bancos asumen unos gastos –provisiones, pensiones…- que reducen sus beneficios pero que no se pueden desgravaren el Impuesto de Sociedades, lo que supone pagar más impuestos de los que deberían. Para compensarlo, Hacienda les reconoce el derecho a guardarse esos gastos y utilizarlos en el futuro para reducir los impuestos que deberán pagar por los beneficios de los próximos años. Estos activos, por tanto, tienen un valor y las entidades los incorporan en su capital (fondos propios) para calcular la ratio de solvencia que deben cumplir para hacer frente a pérdidas inesperadas.

A finales de 2013, el gobierno aprobó un Real Decreto Ley que permitía a los bancos españolesmantener en su capital 30.000 de los 50.000 millonesque tenían en estos activos, con lo que regateaba las exigencia de Basilea III. Al contar con el aval del Estado, la banca pudo seguir computando como capital de máxima calidad estos activos.

Aunque otros países europeos cuentan con legislación similar, algunos críticos con el sistema argumentan que si de lo que se trata es de reforzar la solvencia de nuestra banca, se están salvando unos activos que no son capital "de verdad" sino un capital diferido en el tiempo, lo cual incentiva a no reconocer las pérdidas reales de la morosidad (reconocida y oculta) de la banca y a aplazarlo para el futuro, abogando por reconocer ya esas pérdidas y recapitalizar de verdad a las entidades que lo necesiten.

Basilea III es un ente que incorpora un conjunto de propuestas mundiales sobre regulación bancaria publicadas a partir del 16 de diciembre de 2010.

Carlos Díaz Güell es editor de tendenciasdeldinero.com

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