¡Pista, que va el artista!
jueves 27 de diciembre de 2007, 15:29h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
Las Navidades son una estación propicia para la llegada a pueblos y ciudades de España del circo. Se trata de que este espectáculo ancestral haga las delicias de grandes y chicos. Vamos, que les mantenga unas horas ocupados y entretenidos fuera de casa. Y, naturalmente, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y navideñeados niños y niñas que me leéis, como en el mundo literario, en ocasiones la realidad (pongamos que social) imita al arte (que es de lo que comen payasos, funambulistas, domadores, trapecistas y mozos de cuadra).
Hemos pasado estos días de Navidad, entre el hartazgo familiar (y no sólo de las comidas compartidas, sino de los parientes) y las televisiones, sin percatarnos demasiado bien que no sólo bajo las carpas multicolores, aprovechando el marasmo navideño, algunos de los agentes de nuestra vida pública nos brindaban un circo de tres pistas. Y todo ello sin necesidad de que los protagonistas abandonaran despachos, residencias y coches oficiales. Algo así como el más difícil todavía.
Pensemos, sans aller plus loin, sin ir más lejos, en el lehendakari Ibarretxe y todos sus consejeros. En plan la troupe de los Txapelas, después del bombazo de rigor, se preocupan cosa mala por el mal trago navideño de las familias de los presos etarras y del vacío que su ausencia deja en las mesas navideñas, dado que se encuentran alojados en diversos establecimientos de la prestigiosa cadena hotelera Rejas. Como chiste, lo que se dice chiste, pues más bien tirando al humor negro y macabro, casi en plan “Matanza de Hipercor”. Eso sí, sólo faltó que la portavoz del Gobierno vasco, en su comparencia ante los/las de la canallesca, sólo le faltó gritar eso de “¡Pista, que va el artista!”.
Que no decaiga el espectáculo, que ahora les toca el turno a los equilibrios ferroviarios de Magdalena Álvarez, a la que dos días antes de Navidad, en Málaga, tanto ZetaPé, como Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, jalearon y vitorearon hasta extremos de auténtica abyección, pidiéndole, además, que no se contuviera. Todo ello como si la contención verbal y gestual fuese, precisamente, la característica más notable de la ministra de Fomento. Doña Magdalena, después de inaugurar los ramales de Alta Velocidad Madrid-Valladolid y Madrid-Málaga, ve como sus trenes pasan a la categoría de lentos cercanías, de los que acumulan retrasos de más de hora y media. O sea, pequeñines/as míos/as, que más leer las páginas de publicidad que Fomento ha insertado en la prensa diaria y nada de viajar en estos nuevos ferrocarriles. O sea, que “¡pista, que va la artista!”.
Otros que necesitan no una, sino media docena de pistas circenses son los del Partido Popular de las Españas… Todas las diferentes familias (algo así como la de los Soprano, pero pasadas por Valencia o Quintanilla de Onésimo) hacen piña en torno al candidato Marianito Rajoy, con la esperanza, claro de que se pegue el gran batacazo electoral y poder repartirse los despojos. O sea, que ya tenemos el numerito de las fieras por tierra, agua y aire. En tierra las hienas y otros carroñeros; en el agua, cocodrilos que derraman abundantes lágrimas mientras sus mandíbulas aferran fuertemente la tajada correspondiente; y en el aire, buitres y cóndores altivos, describiendo cerrados círculos sobre el lugar en el que se va a dejar caer Rajoy. ¡Pobre Marianito!...Alguien debería explicarle eso de que en los ríos en los que hay pirañas, los cocodrilos nadan boca arriba.
En fin, amadísimos/as de mi paterno corazón, hasta la llegada del Año Nuevo, toda España es un circo multicolor. O sea, tú, que no decaiga, que al menos os mantendrán a todos entretenidos.