Asesinato anunciado de una mujer valiente

Pensaba y así lo dijo que el hecho de ser mujer la preservaría de seguir el terrible destino de su padre. Pensaban que el fanatismo religioso, ese que tiñe el Corán de sangre, se convertiría en su caso en un seguro de vida, que nunca se atreverían a matar a una mujer en contra de lo que propugna su religión pero se equivocó. Benazir Bhutto, la hija de Ali Bhutto, el líder del Partido del Pueblo, ahorcado en 1979 tras ser depuesto por un golpe de  estado Militar, ha sido asesinada en Rawalpindi, por un terrorista suicida, que acabo también con la vida de una veintena de sus seguidores, a menos de dos semanas de las elecciones.

Bhutto llevaba la política en sus venas. Era una mujer valiente y decidida, prooccidental, formada en Harvard y en Oxford, madre de tres hijos y partidaria de una buenas relaciones con Estados Unidos. Un cóctel explosivo en un país como Pakistán fracturado entre los partidos democráticos, el régimen militar y las fuerzas islamistas violentas. Un país en el que los terroristas de Al Qaeda han encontrado su refugio y se mueven con total impunidad. Benazir Bhutto sabía perfectamente que su regreso a Pakistan podía costarle la vida y de hecho hace tan solo tres meses ya intentaron acabar con ella en Karachi en un sangriento atentado en el que murieron 140 personas, pero no se amedrentó por que estaba dispuesta a correr ese riesgo si con ello contribuía a la modernización de su país.

En una magnifica entrevista realizada por José Luis Balbín en noviembre de l998 y que con gran acierto volvió a emitir TVE  el mismo día del atentado, Bhutto se definía a sí misma como socialista a secas, y cuando el periodista le preguntaba  por el serio inconveniente de ser mujer y prooccidental en un país como el suyo ella matizaba que  la defensa de la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos son valores universales y no solo de Occidente como pretenden presentarse. Hacía también una encendida defensa de los valores culturales de su país, pero no se le caía de la boca la palabra modernidad como una forma de abrir la puerta al futuro en una sociedad instalada en el pasado. Era una mujer de apariencia sosegada y tranquila que trasmitia optimismo pero sobre todo esperanza.

Pensaba que su condición de mujer la preservaría de las manos asesinas de quienes utilizan la religión como excusa. Pensaba que ella no tendría el trágico destino de su familia pero se equivocó. La muerte de Benazir Bhutto, la líder indiscutible del mas importante partido laico comprometido con los valores democráticos deja a Pakistán al borde del abismo y amenaza la estabilidad y el proceso democrático de un estado clave en la geopolítica mundial. Es una potencia nuclear con 106 millones de habitantes de mayoría musulmana de incierto futuro. La unica esperanza es a Benazir con su asesinato la hayan convertido en mártir y que su partido resultara ganador de las elecciones. Que asi sea.