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Terror en el parquet

martes 08 de enero de 2008, 13:36h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
Sí, hay crisis bursátil. Es un hecho comprobado del cual debéis tomar nota, mis amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y parqueteados niños y niñas que me leéis. Con la llegada del 2008, tras los fastos navideños, como que toca un nuevo ciclo. Si, hasta finales de la primavera pasada, todo lo que había subido –y de qué manera— empezaba a descender (primero con lentitud y luego ya en caída libre como cualquier montaña rusa de esa de la Warner), ahora es que toca a desplome. Es la terna ley de las compensaciones. Algo así como una constante en los mercados financieros. Bueno, al menos eso es lo que dice mi asesor bursátil, Jordi Vall-Llobera i Massanet.

Ya sé que esto suena a crisis de las gordas, con aumento del paro y alegría indisimulada en las filas del peperío patrio. “Ya lo decíamos nosotros –explica Arias Cañete, que va de portavoz económico del PePé— que hay que hacer un ajuste de caballo en la economía española”. Bien mirado, tal que así es algo como una licencia poética, de esas que hacen ver la botella semivacía, cuando estaba medio llena. Como consecuencia de todo ello, el índice Ibex35, en la Bolsa de Madrid, se arrastra por el parquet en lugar de remontar el vuelo como las águilas.

Ante este toque de rebato, los inversores se disponen a desinvertir. Es el momento –dicen— de realizar resultados y poner el dinero a salvo. “Recupera el dinero y corre”. Esta es la tónica de la Bolsa de Nueva York, donde el índice Dow Jones, en lugar de volar hacia la estratosfera, anda el pobre por las estaciones del metro neoyorquino, con pinta de homeless de color –de color negro, claro--, que aprovecha la aglomeración humana para calentarse entre la estaciones que van de Wall Street hasta el Bronx. 

El terror se ha adueñado de los parquets bursátiles. La recesión es el nuevo coco, algo así como el tipo de la “Matanza de Texas” con su sierra mecánica talando cabezas, troncos y extremidades. Lo que ayer valía 100, hoy se cotiza a 10,035. Y claro, esto, cual dominó de casino pueblerino, llega hasta los más apartados rincones de la Tierra. Por ejemplo, sin ir más lejos, Amancio Ortega (ya sabéis, el de Inditex, el de las tiendas Zara) se levantó el 2 de enero siendo 6.200 millones de euro más pobre. Y es que ha preferido reducir la cotización de su holding para seguir manteniendo su nivel de ventas. Una sabia decisión, amigo y colega Amancio. Porque siempre habrá tiempo, cuando llegue la bonanza económica primaveral y con la cartera de pedidos echando humo, para revalorizar la cotización de Inditex.

Porque, pequeñines/as míos/as, nunca llovió que no escampara. Vamos, que ahora es el momento de sacar esos fondos de reserva que os permitirán invertir, a un precio ventajosísimo, en valores que luego, dentro de unos meses cotizarán al alza. Como, dentro de tres o cuatro semanas, será el momento óptimo para adquirir bines inmuebles con precios rebajados hasta en un 40%. Porque, por si no os habíais dado cuenta –que más bien como que no— todo aquello que ha bajado, si se tiene paciencia, acabará subiendo. Y es que la cosa, amadísimos/as de mi paterno corazón, desde el tiempo de los fenicios como que está muy clara: hay que comprar barato para poder vender caro. Que a esto se le conoce como especulación. ¿Sí o sí? Pues eso.
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