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El presidente que nunca se equivoca

El presidente que nunca se equivoca

domingo 07 de enero de 2007, 17:04h
El presidente del Gobierno tenía derecho a intentar alcanzar el final de ETA, como lo tuvieron en su día Felipe González o Aznar y, si tenía datos de que eso era posible, ese derecho era casi una obligación . El problema es que la gestión de esa "oportunidad" ha sido tan desastrosa como lo fue la del 11-M por parte del Partido Popular. A Rajoy eso le costó la derrota electoral y a Zapatero le ha puesto bajo mínimos. La culpa es de ETA, pero la responsabilidade es del presidente.

El primer error fue hacer vulnerable el Estado democrático de Derecho. Transmitió a la sociedad y a los etarras que estaba dispuesto a negociar cualquier cosa y que podía hacerlo sin pagar ningún precio político por ello. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. 

Eligió al interlocutor equivocado y despertó unas expectativas sin base: lo que ETA quiere no lo puede dar un Estado de Derecho. Utilizó el lenguaje con perversidad intencionada: no se trataba de un "proceso de paz" sino del final del terrorismo. Para que haya paz tiene que haber guerra entre las partes y aquí lo único que hay es una nación libre y democrática, extorsionada y atacada por una banda de asesinos.

Ha manejado mal la información de la negociación, incumpliendo algunos de sus compromisos, no informando de los pasos previos que había dado y haciendo creer que avanzaba, aunque sin explicar nunca hacia dónde.

Nunca tuvo un interés real en que el Partido Popular, representante de diez millones de votantes, formara parte de la negociación. Si ésta salía bien, el éxito hubiera sido exclusivo del presidente y del PSOE, "a pesar del PP". Y si salía mal, ya tenía un culpable: "el partido de la extrema derecha". Su interés de excluir al PP de todo es uno de los más graves errores políticos.  

No fue capaz de ir a Barajas con Rajoy -tampoco lo hizo Aznar- y lo hizo acompañado de Simancas y Sebastián que no pintaban nada. Es la explotación partidista incluso de una tragedia.

Las palabras de Zapatero horas antes del atentado- "dentro de un año estaremos mucho mejor que hoy"- demuestran que es un ingenuo o que está mal informado. Si una cosa es grave, la otra es mucho peor.

Pero el peor error de todos es la falta de autocrítica. Hasta Pepiño Blanco ha sido desautorizado cuando, sorprendentemente en él, reconoció que "hubo fallos de información o de interlocución con ETA". Pero Zapatero no admite ningún error. Ninguno. El presidente no se equivoca nunca. Cuando los dirigentes entran en el Olimpo, los ciudadanos deben echarse a temblar.
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