En lo que va de S.XXI, el desarrollo de internet convierte a cualquier ser humano en un emisor de información con posibilidad de alcance global. Existen, a fecha de hoy, aproximadamente cinco mil quinientos sesenta millones de personas con acceso a internet, que son, el 67,9% de la población mundial, o lo que es lo mismo, el mayor número de personas jamás registrado en la historia de la humanidad con posibilidad de comunicar directamente entre sí.
Internet, un invento de la segunda mitad del S.XX, inicia el S.XXI con correo electrónico, páginas web (emisión de información), los primeros chats (diálogo, no siempre privado, pero habitualmente efímero, entre dos o más personas), y con los primeros foros (intercambios de información, normalmente públicos, que se almacenan y pueden ser consumidos por terceros) y se desarrolla con las redes sociales, que engloban todo lo anterior: emisión de información, diálogo directo, e intercambios de información, normalmente públicos, que quedan almacenados generando contenido que puede ser consultado por terceros.
Cualquier persona conectada a internet puede ser emisora y receptora de información.
Todos los usuarios de internet reciben cantidades ingentes de información, pero no todos reciben la misma información, ya que depende de los ámbitos/comunidades digitales donde se muevan.
Todos los usuarios de internet pueden ser emisores de información, pero casi siempre su alcance está limitado a una pequeña red de afines, es decir, a un grupo de personas o comunidad digital.
En realidad, internet no es una red de personas emitiendo y recibiendo información, sino de comunidades digitales formadas por personas o entidades. Por ejemplo, un medio de comunicación o un videojuego, puede formar una comunidad entorno a sí mismo sin ser una persona.
Como en la vida real, existen comunidades digitales formadas por la suma de otras comunidades digitales más pequeñas (Grupos y subgrupos) y personas que están en distintas comunidades. Por ejemplo, un abogado aficionado al modelismo ferroviario y activista social, seguramente participe en una comunidad de modelismo ferroviario, una comunidad de juristas, y una comunidad de activistas sociales, y posiblemente, en la de juristas dejará opiniones impregnadas de su actividad en movimientos sociales, y en la comunidad de movimientos sociales deje información impregnada de su actividad en la de juristas, pero difícilmente hablará de modelismo ferroviario ni en la de juristas ni en la de activismo social. Las comunidades digitales, a veces, comparten personas, impregnándose entre sí, y otras veces son más herméticas.
Además, desde que existen las redes sociales, aunque todo el mundo tiene las mismas posibilidades de emitir información, no todo el mundo tiene las mismas posibilidades de propagar el mensaje. Ni internet ni las redes sociales son democráticos. No todo el mundo es igual en internet, existe un peso digital distinto para cada usuario.
La autoridad digital en una red social se mide por el número de seguidores que tiene el emisor y por los ‘me gusta’, ‘menciones’, o ‘retuits’ que tiene su mensaje. Cuando alguien tiene autoridad digital, muchas veces se entiende esta como consecuencia de aceptación y validación de la comunidad, porque la autoridad, como todo lo que envuelve a las personas, es un constructo social. Para que la autoridad exista tienen que reconocértela. En ocasiones, querer ganar en autoridad lleva a algunos usuarios a la contratación de bots, compra de seguidores, etc, para dar la sensación de mayor aceptación y ganar peso y difusión en sus mensajes, a veces con el fin de cambiar las opiniones que circulan en una comunidad digital, a veces para satisfacer problemas de autoestima.
Todo esto tiene enorme importancia por lo explicado en el artículo anterior, 'El siglo de la subjetividad', y gran trascendencia por lo que contaré en el siguiente artículo “Las personas”
Piensen en aceptación y autoridad digital en un entorno, internet, que no es una red de personas, sino de comunidades digitales que ofrecen posibilidades pero no igualdad. Piensen que no todo el mundo recibe la misma información ni de la misma manera. Piensen en implicaciones emocionales. Piensen en las personas.