Una crisis humanitaria sin precedentes y alianzas regionales preocupantes.
La situación sobre el terreno y la situación humanitaria en Sudán están experimentando un deterioro sin precedentes. Las Naciones Unidas confirman que más de la mitad de la población del país necesita ayuda urgente, en un contexto de desplazamiento interno que supera los 8 millones de personas y una hambruna que amenaza la vida de 25 millones.
Una catástrofe humanitaria que se agrava
La guerra en Sudán está cerca de completar su tercer año, dejando una de las mayores crisis humanitarias del mundo. Según los informes de la ONU, más de 21 millones de personas necesitan ayuda urgente, entre ellos 16 millones de niños, mientras que 25 millones sufren inseguridad alimentaria aguda.
La organización internacional ha lanzado un plan de respuesta humanitaria valorado en 4.200 millones de dólares para atender las crecientes necesidades, en medio del colapso casi total del sistema sanitario y la propagación de la hambruna en amplias zonas como Darfur, Kordofán y Jartum.
A pesar del anuncio de la Casa Blanca sobre la participación de Estados Unidos en los esfuerzos de paz dentro del "Grupo Cuatripartito" -que incluye a Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos-, la realidad sobre el terreno revela la continuación de combates violentos en varias regiones, especialmente Darfur, Jartum y Kordofán. Los informes muestran una gran brecha entre las iniciativas diplomáticas y la escalada militar.
Intervenciones regionales
Informes independientes señalan un creciente apoyo egipcio al ejército sudanés mediante puentes aéreos logísticos y asistencia militar, a pesar de que el liderazgo militar sudanés incluye elementos de la Hermandad Musulmana, clasificada como organización terrorista por El Cairo. Analistas consideran que este apoyo refleja cálculos de seguridad nacional egipcia complejos que van más allá de las consideraciones ideológicas. En un contexto relacionado, observadores egipcios han advertido que El Cairo se está deslizando cada vez más hacia el "pantano sudanés" al apoyar a grupos de islam político que combate dentro de Egipto mientras los respalda en Port Sudán.
Redes de armamento múltiples y preocupantes
El flujo de armas no se limita al apoyo egipcio. Informes de inteligencia occidentales indican la llegada de drones turcos y armas iraníes al ejército sudanés a través de canales secretos. También se ha revelado una red marítima que conecta el puerto de Port Sudán con zonas controladas por los hutíes en Yemen, utilizada para el contrabando de petróleo y armas en un intercambio de intereses que genera preocupación regional. Un informe del “Middle East Forum” advierte sobre la aparición de un eje estratégico entre el ejército sudanés y los hutíes, lo que podría redefinir los equilibrios en el mar Rojo y el Cuerno de África y facilitar la expansión de la influencia iraní en una región ya marcada por tensiones crecientes.
Graves violaciones y acusaciones de uso de armas prohibidas
La crisis humanitaria se ha agravado con la documentación de organizaciones de derechos humanos sobre el uso de armas prohibidas internacionalmente por parte del ejército sudanés, en medio del colapso del sistema sanitario y la expansión de la hambruna. La misión de la ONU trabaja en monitorear estas violaciones, advirtiendo de una catástrofe humanitaria que amenaza a millones de civiles.
Ante la complejidad del escenario, las perspectivas de una solución política parecen lejanas, con Sudán convertido en un campo de batalla por delegación entre potencias regionales e internacionales. Aumentan los temores de un colapso del Estado sudanés y de que el país se transforme en un refugio para grupos extremistas, lo que amenaza la estabilidad de toda la región y augura una crisis humanitaria prolongada.