Rajoy, sin complejos

Ser políticamente correcto es una de las mayores gilipolleces que se han inventado los que se la cogen con papel de fumar, que no son otros que aquellos que se pasan el día poniendo etiquetas para definir los comportamientos propios y ajenos.
Por ejemplo hay quienes dicen que “ser progre es ser de izquierdas y ser facha es ser de derechas”, cuando todos sabemos la de comportamientos facistoides que ejercen algunos preclaros representantes de la izquierda y la actitudes progresistas que se ven en gente de derecha”. Por lo tanto menos palabrería que la gente ya no es tonta.

Aquí nadie engaña a nadie, entre otras razones porque nadie se quiere dejar convencer por el contrario. Casi todo es marketing y todo el marketing cuesta dinero, aunque a veces es dinero publico.

El buenismo de Rodríguez no se lo creen ni los que le apoyan, pero lo que sí es cierto es que en cada momento dice lo que quiere oír el colectivo que en ese momento le escucha.

Rajoy en cambio se ha liberado de complejos y está diciendo lo que cree que hay que hacer en materia de inmigración, de terrorismo, de economía, de sanidad, de educación y de cultura. Sabe que lo que propone lo cree necesario mucha gente, aunque a algunos les suena mal, porque el lider el PP no está siendo políticamente correcto, ni está hablando para quienes piensa que le van a aplaudir en cada momento. En sus mítines cuenta lo que hará si gobierna, y con esa actitud está resultando creíble.

Sabe que no tendrá el voto de los subvencionados. De esos que están hundiendo el cine español o que necesitan que todos paguemos impuestos para que sobrevivan sin cantar. De esos que se auto titulan “el mundo de la cultura” y que en cualquier país habría cambiado de oficio al no tener beneficio.

Es muy probable que Fito – el de los Fitipaldis - vote a Zapatero por convicción o porque sencillamente le da la gana, pero no necesita asociarse a otros para lamerle el culo al poder. Este poeta urbano, que dice que “oir canciones, ésa  es la mejor cultura”, es un artista de verdad, de esos que se lo curran y tienen éxito sin necesidad de que le ayude el poder.