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La marcha de Simancas

martes 26 de febrero de 2008, 10:24h
Un viejo rostro de la política madrileña se despidió la pasada semana, no de la política, pero sí de la madrileña, porque por mucho que se presente en la lista de Zapatero por Madrid al Congreso de los Diputados, ya se sabe que la cámara baja no es el lugar precisamente donde se defiendan específicamente los intereses de los madrileños, sino del conjunto de todos los españoles. Se ha despedido de la política madrileña Rafael Simancas, y lo hizo en el escenario de la Asamblea de Madrid, donde dejó su escaño arropado de aplausos y de emociones.

Rafael Simancas fue cocinero antes que fraile, quiero decir, concejal raso en la oposición en el Ayuntamiento de Madrid antes que secretario general de su partido en Madrid, diputado regional y aspirante frustrado, en dos ocasiones, a la presidencia de la Comunidad Autónoma. En la despedida, Simancas estuvo ocurrente, porque este hombre siempre ha sido ocurrente en sus calificativos y ha dado muchos titulares a los medios de comunicación, al decir que el sí ha ido en una lista, y no como Raúl el futbolista, o como don Carnal, en clara referencia al alcalde, Ruíz Gallardón, por que no han conseguido entrar en las listas que envenenaban sus sueños.

Encendida, cariñosa y emocionada despedida de Esperanza Aguirre a quien ha sido su contrincante político, pero me consta que también su amigo fuera de los cuadriláteros de la política. Y es que Esperanza Aguirre le tiene mucho que agradecer a Simancas, entre otras cosas, y la principal, haberle permitido que fuera presidenta de la Comunidad al haber gestionado mal la crisis interna en el PSOE cuando el tamayazo, cuando Simancas se había hecho confeccionar el traje para la sesión de investidura, y tuvo que asistir como invitado a la puesta de largo de Esperanza por una forma deficiente de conducir las riendas de su partido.

Tras este fracaso, Simancas fue de mal en peor, tragándose el sapo de Miguel Sebastián como candidato al Ayuntamiento de Madrid sin que él, siendo secretario general del partido en la región, se enterase de nada, perdiendo las elecciones con la mayor rotundidad que haya perdido el PSOE en su historia en la Comunidad, y más tarde cediendo a la presión interna para dejar la dirección del partido en Madrid y refugiarse como oyente en un escaño de la Asamblea que ahora ha abandonado por otro de futuro inmediato en el Congreso de los Diputados. Aguirre casi llora al despedir a Simancas, y es que de bien nacidos es ser agradecidos.
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