Detenidas 99 personas por robar agua al Canal de Isabel II

Dicho operativo partió de una denuncia realizada por el propio Canal, que detectó las posibles 'fugas' gracias a su plan de vigilancia contra el fraude, según explicó el portavoz autonómico y presidente de la entidad, Ignacio González.

"Las condiciones climáticas adversas, de este año 2008, evidencian un acusado déficit hídrico, que afecta a las aguas continentales superficiales y subterráneas, por lo que, en nuestro país, existe una amplia protección normativa al respecto (Directiva Marco del Agua, Ley de Aguas, y Ley de Regulación de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas)", señaló la Guardia Civil.

Por ello, el Canal de Isabel II, organismo encargado de la gestión del agua destinada a consumo en Madrid y la Confederación Hidrográfica del Tajo, quien controla el nivel freático de dicha cuenca fluvial, y la Guardia Civil puso en marcha este operativo destinado a localizar a las personas y las empresas empresas que realizaban esta actividad ilícita. Así, en la cuenca hidrográfica del Tajo, los agentes realizaron 300 inspecciones a pozos y detectaron 376 infracciones. En cuanto a las redes del Canal de Isabel II, comprobaron que la forma más habitual para la defraudación del agua ha consistido en realizar una conexión, sin autorización, a la red general de suministro del agua.

90 fraudes de fluido de agua
En total, durante el último año el Seprona detectó 90 fraudes de fluido en la Comunidad y imputó por estos delitos a 99 personas, "esclareciendo todos los casos denunciados". La Guardia Civil calcula que los autores materiales de los hechos lograron consumir más de 1,7 millones de metros cúbicos de agua depurada y apta para el consumo humano, con el que se podría abastecer de agua durante un año a poblaciones que superan los 20.000 habitantes, como Mejorada del Campo o Torrelodones.De esos fraudes, 69 fueron realizados por empresas, que robaban agua en el ejercicio de sus actividades y que, posiblemente, de no haber sido descubiertos, "esta actividad ilícita hubiera perdurado en el tiempo".

En algunos casos, los agentes emplearon medios técnicos como robots geo-rádar para la detección de corrientes de agua procedentes de conexiones ilegales, con los que localizaron conducciones clandestinas de más de un kilómetro de largo. Además del robo de un material tan importante como el agua, las conexiones ilegales originan un daño a la conducción original, por lo que una vez detectado ha de ser reparado; pérdidas incalculables de agua por fugas, que acarrea frecuentemente bolsas de aguas aéreas o subterráneas; y la disminución de la presión, con lo que el resto de los usuarios se ven afectados.