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El Madrid avasalla al Barça para festejar la Liga

miércoles 07 de mayo de 2008, 23:28h
Pudieron ser más de cinco, pero la goleada al FC Barcelona se quedó en una bofetada de cuatro dedos (4-1) durante la cual sólo Puyol, Messi y Bojan tuvieron la vergüenza torera de aguantar el chaparrón. Los de Rijkaard hicieron pasillo al Real Madrid y este se lo pagó aplastándolos en el terreno de juego.

Con el título de Liga en el bolsillo, el Madrid saltó al campo quedándose al margen de la fiesta vivida hace sólo 48 horas en la Cibeles, y que todavía reinaba en las gradas del coliseo blanco. Con esa mentalidad, los de Bernd Schuster salieron enchufados, concentrados al 120%. El Barcelona en cambio, sumido en una espiral autodestructiva, inspiró sobre el verde de Concha Espina las lástima que el propio Madrid de los 'galácticos' llegó a esparcir por casi todos los campos de España.

El Real Madrid y su afición contemplaron, al menos durante un instante con un rictus de seriedad, la decadencia del eterno rival, la misma que sufrió en carne propia. Durante ese momento, que duró un segundo, los merengues recordaron a los Ronaldo, Beckham y compañía, ídolos caídos que hoy, en el lado contrario, representan 'Ronaldinho & Cía' en un círculo vicioso de autocomplacencia.

Siempre Raúl y Guti

Ahora bien, la compresión del aficionado blanco duró 12 minutos sino menos, exactamente los que transcurrieron entre el merecido pasillo al campeón de Liga y el zurdazo majestuoso que Raúl -siempre Raúl- clavó en las redes de Víctor Valdés. Este fue el principio y el final, el epitafio escrito por el 7 de España, al que el Bernabéu, junto al inconmensurable Guti, reivindicó una vez más como capitán de la roja.

Si sólo ellos hubieran brillado, el Barcelona aún habría podido lamerse heridas menos profundas. El problema es que el Madrid se convirtió este miércoles en la apisonadora que no ha sido durante toda la temporada, con dos excepcionales Diarra y Gago al volante y Robben ejecutando movimientos con la precisión de un bisturí.

El argentino y el malí se comieron al centro del campo barcelonista, dominaron ataque y defensa sin una sóla falla, barrieron lo que pasó por su lado y facilitaron el trabajo a Pepe (insuperable), Heinze (correoso), Marcelo (infatigable) y Sergio Ramos (muy completo).

En cuanto a Íker Casillas, qué decir del mostoleño. La casualidad hizo que detuviese de forma casi milagrosa a Messi el mismo disparo que Valdés no pudo atajarle a Raúl, y esa fue la cara y la cruz del partido: al Madrid le salió todo y el Barça no pudo hacer nada.

Apatía culé
En las filas culés, la apatía de unos (los que saben que no estarán el año que viene) contrastó con la desesperación de los otros (los que sienten los colores), y entre los primeros y los segundos todos se olvidaron de marcar a Robben, que cabeceó a gol completamente sólo un magnífico saque de falta de Guti.

El Madrid jugó a favor de corriente tras del descanso y no dejó de crear oportunidades que un Valdés desbordado apenas podía quitarse de encima. Guti y Sneijder conducían al equipo sin pausa y, aún tras el agónico partido ante Osasuna, parecía sobrarles gasolina para cumplir el deseo de la afición y lograr una manita.

Gonzalo Higuaín, el héroe de las dos últimas ligas, puso su granito de arena marcando nada más salir del banquillo. Si el argentino no sabía templar, rematar y marcar en el área, lo ha disimulado muy bien hasta ahora, porque se deshizo de Puyol y superó a Valdés con la misma facilidad sin haber entrado aún en calor.

Van Nistelrooy puso el cuarto tras un penalti dudoso por manos del capitán del Barcelona. El holandés, superada su operación en el tobillo, anotó su gol número 13 demostrando que el paso por el quirófano no afecta a su instinto asesino.

La tarea de Laporta
Henry maquilló, si es que puede usarse tal calificativo, una noche aciaga, absolutamente desastrosa para el Barcelona, ya que perdió matemáticamente la posibilidad de ser segundo y tendrá que jugar la previa si quiere estar en la Liga de Campeones. La guinda del pastel la colocó la lesión de Sylvinho y la expulsión por doble amarilla de un Xavi cuya brújula perdió el norte en medio de la desbandada general.

El Real Madrid puso así el mejor broche posible a una temporada a la que todavía le restan dos partidos. El Barcelona asistió a su propio funeral y sólo le queda renacer de sus cenizas -si Joan Laporta hace caso al soci- para presentarse el año que viene como alternativa a un dignísimo campeón.

Ficha técnica:
Real Madrid: Casillas, Sergio Ramos, Pepe, Heinze, Marcelo, Diarra, Guti (Robinho, m.72), Gago, Sneijder, Raúl (Van Nistelrooy, m.75), Robben (Higuaín, m.61).

Barcelona: Víctor Valdés; Zambrotta, Márquez (Sylvinho, m.46, Edmilson, m.60), Abidal, Xavi, Touré Yaya, Gudjohnsen (Giovani, m.23), Messi, Bojan, Henry, Messi.

Goles: 1-0: m.12: Raúl, desde el borde del área, 2-0: m.20: Robben cabecea una falta lanzada por Guti, 3-0: m.62: Higuaín culmina con un suave toque una buena jugada de Diarra. 4-0: m.77: Van Nistelrooy, 4-1: m.87: Henry.

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