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Cuando la Gran Logia se lava las manos

Cuando la Gran Logia se lava las manos

jueves 15 de mayo de 2008, 02:38h
La Gran Logia de Chile resolvió que 2008 sea para los masones el “Año de la Ética y la Educación”. La ética, como se sabe, es para los masones un principio de vida. Y la educación, un modo de lograr la plenitud del hombre, en un clima de fraternidad y tolerancia.

Basados en ese principio y ese propósito altruista, miembros de la Gran Logia fundaron hace 20 años la Universidad La República (ULARE). Nació y se desarrolló como un centro académico “de inspiración masónica”, creó una sede central en Santiago y abrió otras sedes en varias ciudades del país. Llegó a tener más de 6.000 alumnos y 600 profesores, hasta la mañana del pasado miércoles 14 de mayo.

Ese día la Gran Logia dispuso el cierre de la Universidad.

Fue la culminación de una crisis financiera, administrativa y académica que comenzó seis meses antes, en julio de 2007. Fue entonces cuando la ULARE entró en cesación de pagos. Retuvo los sueldos de profesores y administrativos y dejó de cumplir sus compromisos con bancos, entidades previsionales, el Servicio de Impuestos Internos y otras instituciones. Eran los tiempos del rector Jorge Carvajal, que hasta mediados de 2006 fue el Gran Maestro de la Masonería.

Al agudizarse la crisis, con una deuda superior a los 7.000 millones de pesos, el actual Gran Maestro, Juan José Oyarzún, tomó cartas en el asunto. Decretó en octubre la expulsión de Carvajal de la Orden Masónica. En consecuencia, Carvajal debió dejar la rectoría. A fines de abril pasado, otros siete miembros de la Masonería recibieron la misma sanción que Carvajal y dejaron de ser altos funcionarios de la Universidad.

A pesar de esta intervención tan directa y manifiesta, la Gran Logia se esforzó por desvincularse de la crisis y de la Universidad que nació bajo su inspiración en 1988. En un comunicado, a fines de 2007, afirmaba que “la Gran Logia no mantuvo, ni mantiene ningún vínculo contractual o de dependencia con dicho plantel de Estudios Superiores”.

¿Es así de simple?

Por supuesto que no. El motivo que llevó a la cúpula de la Masonería a marginarse de la crisis es una “confort letter”, un documento suscrito por el Gran Maestro Oyarzún en el que respaldaba parte de los compromisos financieros que el ex rector Carvajal contrajo con la banca privada. Es decir, lo que está en juego es el pago de parte de la millonaria deuda, en el que ahora la Gran Logia no quiere verse involucrada.

“El Gran Maestro, el 20 de junio del año 2007, firma y dejó protocolizado ante Notario un acuerdo con la Universidad que, en la primera parte, reconoce que la “Confort Letter” fue otorgada por el Ministerio del Club de la República” (la sede de la Masonería), explicó Carvajal al semanario “El Periodista”, en una entrevista publicada el pasado 11 de abril.

En consecuencia, la Gran Logia de Chile no puede desentenderse de lo que ha ocurrido con la Universidad masónica, en “el Año de la Ética y la Educación”. Y es tan fuerte este vínculo, que la Junta Directiva de la ULARE –integrada por masones- fue categórica en el comunicado que emitió la mañana del 14 de mayo, cuando anunció el cierre de la casa de estudios.

“La Junta Directiva fue informada oficialmente ayer de la decisión de la Gran Logia de Chile de que se proceda al cierre “con dignidad” de la Universidad La República”, dijo el comunicado.

¿Un cierre “con dignidad”?

¿Habrá una respuesta digna para los estudiantes que ahora se preguntan dónde seguirán estudiando? ¿La Universidad o la Gran Logia les devolverán lo que pagaron cuando se matricularon?

¿Habrá una respuesta “con dignidad” para los profesores que no reciben sus sueldos desde hace seis meses? ¿Serán canceladas las remuneraciones de abril que la Universidad adeuda a sus funcionarios administrativos?

Al disponer el cierre de su Universidad, la Gran Logia busca lavarse las manos, para no manchar su imagen con las consecuencias de esta crisis. Así lo hizo Poncio Pilatos, pero es difícil pensar que la Iglesia Católica abandone a sus universidades si enfrentaran la amenaza de una quiebra. Tampoco el Estado permanecería indiferente si estuviera en peligro la Universidad de Chile.

Son tiempos de libre mercado, de oferta y demanda. Pero la Gran Logia es una institución ligada al nacimiento de la República, como la Iglesia y el Estado. Es imposible que se lave las manos en el “Año de la Ética y la Educación”.

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Enrique Fernández
Periodista
Profesor universitario
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