La “chufa” de Fernández de la Vega
sábado 17 de mayo de 2008, 11:33h
No entiendo la escandalera montada por la foto de la vicepresidenta Fernández de la Vega con el capataz polígamo de Nigeria y sus tres esposas. De verdad que no. Menos aun, el que la mujer se haya sentido “horrorizada” al enterarse de la condición de su anfitrión. ¿Qué esperaba, pues, que practicase el celibato como un monje benedictino?
La cultura, como ahora se dice, de nuestro buen africano es otra: él pertenece a la civilización coránica, para la que la poligamia resulta consustancial. Por eso, el que la vicepresidenta y otras ilustres féminas del Gobierno como Bibiana Aido y Leire Pajín compartan cháchara, fotos y regalos con mujeres sometidas como objeto placentero a la omnímoda voluntad del varón es el ejemplo máximo de esa alianza de civilizaciones que pregona Rodríguez Zapatero. ¿Qué mejor, si no?
Fíjense: entiendo más el malestar de los cultivadores de chufa valencianos por la visita nigeriana a un competidor. En esta sociedad proteccionista, en que ponemos trabas a los productos del Tercer Mundo y no nos importa que sus habitantes se mueran de hambre, si fuese preciso, lo connatural es el egoísmo corporativo y la defensa a ultranza de los intereses propios frente a los derechos ajenos.
Pero es que todos somos unos hipócritas, como desentrañaba en un delicioso y patético artículo mi admirado colega Enric González. Porque, ¿en que consiste la alianza de civilizaciones dichosa sino en compartir el pan y la sal en condición de igualdad con gente que cree en la ablación del clítoris a las niñas, la mutilación de extremidades a los ladrones, la condena a muerte de homosexuales y otras lindezas por el estilo? Si en vez de eso, compartiesen nuestra creencia en los derechos humanos, no hablaríamos de alianza de civilizaciones sino que perteneceríamos todos a la misma civilización.
Pero el ejemplo máximo de nuestra hipocresía en este asunto se evidencia en la repugnancia a posteriori de De la Vega ante su anfitrión nigeriano. Como recordaba punzantemente en su artículo Enric González, ¿por qué no se escandalizó la vicepresidenta cuando la visita a España del rey saudí Abdulá con su harén?, ¿ni por las reiteradas fotografías de políticos de su gobiernos con líderes árabes polígamos o con el iraní Ahmadineyad, por ejemplo, que se pasa los derechos humanos por el forro?
Por eso, uno sigue creyendo que en nuestra inconsecuente hipocresía resulta más grave lo de la chufa en la visita nigeriana de Fernández de la Vega que una poligamia con la que convivimos todos los días, en España incluida. Porque, ya me dirán, ¿cuánto tardaremos en que se pida la legalización de la poligamia en nuestro país?
Al tiempo.