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Santiago Pedraglio

Detrás de la Cumbre, la sombra de la migración

Detrás de la Cumbre, la sombra de la migración

lunes 19 de mayo de 2008, 10:26h
La semana trajo como noticia que el nuevo Gobierno parlamentarista italiano, liderado por el primer ministro, Silvio Berlusconi, cabeza de la centroderechista coalición Casa de las Libertades, prepara un paquete de emergencia con el propósito formal de combatir el crimen y la migración ilegal.

La iniciativa es tan extrema -en cuanto a la migración- que el presidente italiano, Georgio Napolitano, de La Unión, una coalición de centroizquierda, reaccionó inmediatamente afirmando que solo deben proceder en caso de una efectiva "necesidad y urgencia".

La Iglesia Católica italiana ha opinado en la misma dirección: "Hay que parar los extremismos", en alusión a la política contra los migrantes y al riesgo de que en Italia se encienda una ola racista.

Por otra parte, aunque desde Lima José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español, le puso paños fríos a la controversia, su vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, consideró necesario dejar en claro el rechazo a la violencia, el racismo y la xenofobia: "no se puede compartir lo que está ocurriendo en Italia".

Si bien entre los países latinoamericanos existen diferencias políticas sobre cómo tratar la relación entre el mercado y el Estado, incluido el comercio exterior, hay coincidencias básicas sobre la defensa de los migrantes que, desde Argentina hasta México, se desplazan hacia Estados Unidos o la Unión Europea. Tal vez por ello, en la Declaración de Lima se menciona el asunto expresamente, comprometiéndose la UE a tratarlo respetando los derechos humanos y "promoviendo el reconocimiento y la toma de conciencia pública sobre la importante contribución económica, social y cultural de los migrantes a las sociedades receptoras".

Sin embargo, el eje de la propuesta del Gobierno italiano representa un cambio sustantivo dentro de la propia UE y abre un fuerte debate en su interior porque, según el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, se impone una revisión del convenio Schengen, ya que el problema de Europa no es más la libre circulación de las personas sino la seguridad (El País, 17.5.08).

Fiel a la tendencia común en las relaciones con los países más desarrollados, para la élite política y económica peruana la preocupación principal y prácticamente exclusiva en torno a la reciente Cumbre ha sido la firma del tratado de libre comercio del Perú con la Unión Europea, con o sin la Comunidad Andina.

Con ello, haciendo caso omiso incluso de las importantes remesas que envían los migrantes, se deja de lado el grave problema por el que, de aplicarse las medidas de Berlusconi, comenzarían a transitar millones de peruanos y latinoamericanos que viven en el viejo continente.

Santiago Pedraglio (Perú). Periodista y sociólogo.
*Columna publicada originalmente en el diario Perú21
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