La bolsa española logró encadenar dos jornadas de subidas, lo que le valió al IBEX cerrar la semana en positivo, un 0,7 por ciento hasta los casi 13.000 puntos. En todo caso, el mercado está tocado y pierde en lo que va de año cerca de un 14,5 por ciento. Los inversores descuentan ya una subida de los tipos de interés. Así lo refleja la subida de la rentabilidad de la deuda tanto en Estados Unidos como en la eurozona.
No cabe duda de que el sentimiento de los inversores es negativo. No hay ningún dato en el horizonte que haga presagiar un cambio de rumbo ni en el precio del petróleo, ni en el de los alimentos. En España, desde luego, la inflación está absolutamente descontrolada y hay ya que descontar un mes de junio malísimo por los efectos que tendrá la huelga del transporte. Se han producido subidas de precios de hasta el 30 por ciento en algunos productos básicos de la cesta de la compra que se reflejarán en el IPC de este mes.
Tampoco hay datos ciertos sobre la mejora de la confianza entre bancos del mundo. Así que la falta de dinero o el dinero caro sigue atenazando a las empresas y a los particulares, con lo que supone de falta de financiación para la actividad. Esta semana se producirán presentación de cuentas de algunas entidades grandes norteamericanas y habrá alguna pista más sobre esta cuestión que desde agosto ahoga el crecimiento.
Veremos por tanto cómo afecta esta semana a los mercados; una semana que algunos han calificado clave para la banca de inversión. También habrá que estar atentos y los inversores lo estarán sin duda a la evolución del dólar que ya descuenta una subida del precio del dinero por parte de la Reserva Federal.