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Creced juntos, pero en silencio

Creced juntos, pero en silencio

viernes 20 de junio de 2008, 20:25h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
Todo llega en esta vida, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y pepeados niños y niñas que me leéis. Todo llega, hasta el 16º Congreso del Partido Popular de las Españas Centradas, Reformadas, Centristas, Reformistas, Centrantes y Reformantes. Tras los dos agitados meses que han tenido en un sobresalto continuo a Marianito Rajoy dentro y fuera de su partido,  hoy se ha abierto en Valencia el congreso de su partido. Ya todo está preparado para que –y con eso se cumplirán los pronósticos de FJL—el domingo, antes de la hora de comer, los compromisarios aclamen a Rajoy, tras haber ganado por goleada la votación para presidente del partido. Ciertamente, la cosa tendrá un tufillo búlgaro (o a referéndum de Manuel Fraga, hace cerca de cuarenta años, cuando el “sí” obtenía el 110,13% de los sufragios emitidos), pero, pero, pero no se puede tener todo en esta vida. La perfección absoluta no existe. Y, al fin y al cabo, sólo se tratará de un pequeño desajuste técnico, ¿verdad?...

Las ovejas díscolas han retornado al redil rajoyista del que, por supuestísimo, nunca debían haber salido. Hasta ayer, Esperanza Aguirre, rodeada de transexuales y travestones, abanicándose con el garbo y el tronío que le son propios a una condesa de rompe y rasga, anunció que votará a favor de Mariano. Por este lado, todo controlado. De momento.

Queda, por supuesto, la actuación de los espontáneos, de los que van por libre. Por ejemplo, José María Aznar López, el marido de la concejala madrileña de Arriates y Ladrillos, Ana Botella. El dedo de Aznar, hace cuatro años, señaló a Marianito Rajoy como su sucesor. Y el señalado no perdió unas elecciones generales, las del 14M de 2004, sino dos. Las otras, las del 9M de este año. Un doblete amargo, como de nacido para perder. Quizá eso explique que este mediodía, en la Feria de Muestras de Valencia, Aznar le diera la mano a Rajoy, pero mirando para otro lado, así como distraído y pensando en sus cosas.

Dicen que a Jose se le ha pasado ya el arroz –no creo que también se le haya pasado el caviar de Rupert Murdoch y de Flavio Briatore-- , a pesar de que todo el mundo (¿verdad, Jáuregui?) estará pendiente del discurso que pronunciará mañana por su condición de presidente de honor del PePé. Será algo así como el retorno a las esencias, de cuando el peperío patrio, por orden de su presidente, andaba por la vida sin complejos. Ahora las cosas son diferentes. Ya no están ni Eduardo Zaplana ni Ángel Acebes, a los que Aznar había dejado de guardia junto a Rajoy. María Dolores de Cospedal, la baronesa pepera de Castilla-La Mancha, de acuerdo con los estatutos del partido designada por el presidente, será la nueva secretaria general. Albertito Ruiz Gallardón estará en la nueva Ejecutiva del PePé. Al menos hay dos miembros del partido que están contentos.

Los peperos han terminado su transición del aznarismo al rajoyismo. El lema de su decimosexto congreso es el de “Crecemos juntos”. Sea en buena hora, peperos míos. Creced juntos, pero no revueltos. Creced juntos, pero en silencio. Que el crecimiento, como las hemorroides, se sufre en silencio. Por el bien del partido y, en especial, por el bien de España. Y, dentro de lo que cabe, Rajoy ya ha dado cremita a sus barones y las críticas, gracias a ese bálsamo, es como si encogieran. De momento. Siempre de momento, que a Rajoy el futuro se le presenta incierto. Aunque gane, que lo ganará, el decimosexto congreso del Partido Popular.
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