OPINIÓN/Víctor Gijón
lunes 30 de junio de 2008, 13:43h
Por el PP de Cantabria no pasan los congresos. No al menos los nacionales. Si Mariano Rajoy defiende, y no le falta razón a la luz de los resultados del 9-M, que para ganar las elecciones hay que ser más amable, más moderado y ofrecer una imagen de diálogo y convivencia, los populares cántabros hacen todo lo posible por ser desgradables y agresivos.
Sus ofrecimientos de diálogo siguen siendo más de lo mismo: o hacen ustedes [el Gobierno] lo que nosotros decimos o se van a enterar de lo que vale un peine. Leo de vuelta de unas cortas vacaciones lo publicado en torno al debate sobre el estado de la Región y si no fuera porque le he visto en fotografías del evento, pensaría que Ignacio Diego no asistió al Congreso del PP de Valencia.
Alguien debería cantarle al oído al dirigente popular una vieja y popular canción de Bob Dylan. Porque sí, ciertamente los tiempos están cambiando. En el PP, en el ámbito nacional, están demostrando que se puede decir lo mismo, o parecido, con igual fuerza y contundencia opositora, respetando las formas y las personas.
La política tabernaria de los Zaplana y Acebes, con corifeos de segunda división como Martínez Pujalte o Arias Cañete, es ya historia. ¿Para todos? No al menos para los que siguen al frente del PP cántabro. Pero allá ellos. Cada uno pierde las elecciones como quiere. Y perder, aunque parezca que no quieren enterarse, es estar fuera del Gobierno por mucho que sigan siendo la fuerza política mayoritaria de Cantabria.
Pero regresemos por un momento al debate del estado de la Región y sus resoluciones. Me llama la atención poderosamente la visceral reacción del PP en el Ayuntamiento de Santander a la aprobación de una moción para que no se una la construcción de 1.300 VPO en La Remonta a la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana.
Sobre plazos y la posibilidad de dar vía libre a la construcción de las necesarias viviendas en la Finca Militar pregunté al alcalde De la Serna no hace dos semanas. En su opinión no habría cuestión, porque el PGOU llegaría antes a la meta que el Plan Parcial para La Remonta.
Y si es así, y no tengo porque dudar de la palabra del alcalde, ¿a qué tanta escandalera? Posiblemente porque no vayan descaminados los que aseguran que en el Consistorio santanderino se reservan dos cartas parta forzar a la Comisión Regional de Urbanismo a una aprobación sin peros del PGOU. Una sería La Remonta y la segunda el Moneo. Lo que explicaría el inexplicable retraso en el inicio de la obras de la nueva sede del Gobierno en Puertochico. Aunque cambiar cromos en materia urbanística es de esas actuaciones que enciendenn todas las alarmas.
Si (
No(
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