La manigua panameña casi se los traga

El agua y su importancia como medio de vida es el tema central de la XXIIIª edición de la Ruta, que concluirá a finales del mes de julio en la Exposición Internacional de Zaragoza 2008.  Los ruteros siguieron en Panamá los pasos de los conquistadores españoles, que abrieron caminos interoceánicos durante el siglo XV.  La selva panameña, dentro de la categoría bosque tropical lluvioso, tiene fama de ser de las más peligrosas, incluido el matogroso brasileño.

 Los ruteros acamparon en mitad de la jungla, navegaron en canoas indígenas, compartieron viandas con la etnia emberá-wounáan y caminaron durante horas cruzando ríos, setos de espinas y empinadas colinas.

La expedición Ruta Quetzal BBVA 2008, recorrió dos de los tres grandes caminos Reales que se abrieron los españoles desde el reinado de Carlos I, para conectar los dos océanos: el camino de Chagres y el camino de Cruces. La Corona, con la intención de asegurar, concentrar y proteger estas vías, construyó varias fortificaciones que fueron visitadas por los ruteros, entre las que destaca Portobelo, donde se dice, está enterrado Francis Drake en un islote de esa bahía. Una ciudad que también fue atacada por otros famosos corsarios ingleses como William Parker, Henry Morgan o Edward Vernon.   

En Nombre de Dios (Bastimentos), la expedición conocerá la aventura del cacique Quibián, el señor guaymí-gnobe de la región de Veraguas, que se alzó contra los españoles que intentaban explotar las ricas minas de oro de la región, y desmanteló la ciudad fundada por Colón en 1503 con el nombre de Santa María de Belén.

Al salir de la selva navegaron por el Canal de Panamá, observaron los enormes buques Panamax y conocieron los detalles del proyecto más grande de la ingeniería de canales, la ampliación de la ruta interoceánica mediante un tercer juego de esclusas, que se construye en paralelo a las dos existentes, que funcionan desde 1914 con increíble eficiencia.