Incertidumbre y descontento en mitad del auge

Los panameños han dejado de consumir artículos suntuosos, algunos alimentos, combustible, autos y otros productos, debido al alto costo de la vida y a una selección forzada de sus inversiones, según una encuesta del Índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) del mes de junio. Los consumidores han reducido sus llamadas telefónicas, no van a restaurantes, evitan usar el transporte selectivo, entretenimientos como cines y espectáculos, y han reducido el uso del celular, el Internet y la luz eléctrica.

El presidente Torrijos anunció esta semana aumentos salariales a los servidores públicos, incrementará la ayuda a través del programa Compita que vende artículos de la canasta básica a precios mínimos y prometió otras medidas populares, en medio de las críticas de la oposición, que ‘se queja’ de estas medidas, y las cataloga de demagógicas en vísperas de las elecciones generales del próximo año. Pero la situación es real, y Torrijos invitó a la empresa privada a aumentar los sueldos y rebajar los productos de primera necesidad.

El mundo vive tres crisis que por vez primera se presentan al unísono: económica, alimentaria y energética.  Los sectores populares organizados se preparan para realizar protestas en distintos lugares del país, en preparación a una gran huelga convocada para mediados de agosto. El gobierno continúa realizando esfuerzos para establecer un diálogo que evite más sufrimientos a los sectores populares.

La ruta gubernamental está clara: convocar la solidaridad social, atender la urgencia de la canasta básica, promocionar el diálogo con los sindicatos y gremios intranquilos, profundizar las medidas de ayuda a las clases más necesitadas y culminar los proyectos claves para el desarrollo.