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La historia aparca en el Palace

viernes 29 de agosto de 2008, 15:07h
Tres joyas del automovilismo clásico han vuelto a recorrer cientos de kilómetros hasta estacionarse bajo la impresionante cúpula del Westin Palace. Mientras los huéspedes y visitantes disfrutan del menú de este exclusivo hotel, los faros de estos vehículos relucen en un salón al que antes sólo accedían sus elegantes dueños. El histórico hotel recorre así parte de su camino al centenario que cumplirá dentro de cuatro años, pero cuya celebración irá cambiando poco a poco la ‘geografía’ del establecimiento.

El Triciclo Benz de 1886, considerado el primer automóvil del mundo, da la bienvenida a todo el que cruza las puertas del hotel. Este vehículo, que alcanzaba la escalofriante velocidad de 16 kilómetros por hora, fue en su época un capricho al alcance de muy pocos. Pero los huéspedes del hotel, paradigma del lujo, no podían presentarse de cualquier manera en el jardín de invierno a tomar el té. Al igual que el Triciclo, el Ford T de 1910 y el Hispano Suizo 8/10 de 1915 han emprendido un viaje que les ha llevado a Madrid desde el Museo Jorge Jove de La Coruña, uno de los escasos centros dedicados al automovilismo clásico que hay en España.


Algo más moderno es el Ford T de 1910 que tuvo un carácter mucho menos elitista. Fue calificado como Coche del Siglo y de él se vendieron más de 15 millones en todo el mundo. Se le puede considerar como un antecedente del Seiscientos, por su sencillez y lo asequible de su precio. Además, su producción marcó un hito en la historia del automóvil ya que fue el primer vehículo fabricado en cadena, lo que abarató enormemente el precio final e hizo que conducir no estuviera sólo al alcance de los huéspedes del Palace.

Conocido coloquialmente como de ‘The Tin Lizzie’ (la lata de Lizzie), se decía de él que era “tan sencillo como un burro y útil como un par de zapatos”. En 25 años de existencia del automóvil la técnica había evolucionado tanto que de los 16 kilómetros por hora del Triciclo, el Ford T ya rozaba los 75 kilómetros por hora, con un consumo de 9 litros cada 100 kilómetros. Eso sí, en una época en la que la gasolina era mucho más barata.

La tercera de estas joyas del motor es la más unida a la historia del hotel. En contra de lo que en ocasiones se piensa, en la España de principios del siglo XX se fabricaban coches potentes y muy fiables, como los prestigiosos Hispano Suiza. El rey Alfonso XIII, gran aficionado a la marca y huésped asiduo del Palace convirtió estos vehículos en la última moda entre los círculos de la alta sociedad. Tenía su interés, puesto que poseía un 8 por ciento de las acciones.

Una historia de lujo
El modelo expuesto en el hotel es el Hispano Suiza 8/10 que llegaba a alcanzar 120 kilómetros por hora, una muestra de lo potentes que podían ser los motores a principios de siglo.

Además fue uno de los primeros coches que se vendió completo, ya que los primeros utilitarios se vendían sólo con el chasis y su propietario tenía que encargarse de la carrocería y las vestiduras. Por esta razón, es frecuente que dos vehículos de un mismo modelo tengan aspectos muy diferentes.

La cúpula de cristal del Palace es un marco privilegiado para la belleza de estos motores clásicos. “Para meter aquí los tres coches tuvimos que desmontar las puertas del hotel a las dos de la madrugada”, comenta Marc Lannoy, director general del hotel. Los tres automóviles estarán expuestos al público desde este lunes 1 de septiembre hasta el 13 de octubre. La exposición se engloba en la celebración del centenario del Westin Palace, para la que próximamente se rescatarán objetos con solera muy vinculados con la historia del hotel que es, desde hace cien años, la historia del lujo en Madrid.

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