Cada error de los separatistas de la “media luna” es más grande que el anterior. Consideramos separatistas sólo al puñado de oligarcas que pretenden canalizar en su beneficio las legítimas aspiraciones autonómicas de los pueblos de Tarija, Beni, Pando y Santa Cruz. Su falta de sentido común los llevó a designar presidente del Comité Cívico de Santa Cruz al terrateniente, banquero y defensor de las transnacionales Branko Marinkovic, quien ya era famoso por cercar con alambre de púas la enorme Laguna Corazón. Marinkovic siempre exigió la expulsión del INRA, alentó a la Unión Juvenil Cruceñista (UCJ) e impulsó estatutos autonómicos que buscan la fractura del
país. Su apoyo hoy se reduce al de otros oligarcas, como los Monasterio, Dabdoub, Céspedes y Kuljis, varios de los cuales controlan los medios de comunicación más influyentes del país.
Antes del referéndum revocatorio del 10 de agosto, los cívicos convocaron a una huelga de hambre, cuyo fracaso, agrandado por los resultados de esa consulta, fue encubierto con el llamado a un bloqueo de caminos, que Marinkovic pretendió que sea acatado en cinco departamentos. Tuvieron que recordarle que estaba confundiendo a Chuquisaca y Tarija con la mencionada laguna. De manera simultánea, los matones de la UCJ agredían a policías y golpeaban a gente de tez morena, en tanto que el prefecto Rubén Costas, autocalificado de “gobernador”, quiso tomar el control de la Policía departamental, a fin de reclutar a esos violentos. El cardenal Terrazas dijo que el país no debía ser gobernado con látigos. Lo que es correcto. Pero olvidó decir que tampoco debe ser gobernado con bates de béisbol y manoplas.
La Prefecta de Chuquisasa está asfixiada por movilizaciones populares que le recuerdan su complicidad con los racistas que hicieron arrodillar a campesinos en Sucre. Ganaderos del Beni reanudaron sus ventas de carne vacuna al occidente después de censurar la deslealtad de sus congéneres de Santa Cruz, que nunca cumplieron esa medida después de aprobarla en forma conjunta. Tarija quiere mediar en el enfrentamiento entre Evo y los cívicos de Santa Cruz, luego de que el prefecto Cossío convirtió a su región en satélite de la oligarquía cruceña. Infelizmente, grupos delincuenciales siguen apedreando el helicóptero del Presidente. El ex prefecto de Santa Cruz (Gobierno de Mesa) Carlos Hugo Molina, en entrevista televisiva con Carlos Valverde, se distanció de los separatistas, por su falta de alternativas coherentes. En este campo, siguió los pasos del ex parlamentario Jerjes Justiniano y del diputado Alejandro Colanzi, quienes lideran la dignidad de la intelectualidad cruceña frente a terratenientes y banqueros.
Lo anterior, en lugar de acrecentar la ya excesiva soberbia del MAS, acompañada de torpes ataques verbales, debería servirle para no insistir en el reconocimiento constitucional a 36 naciones indígenas. Ninguno de los propugnadores de esa idea (incluido Xavier Albó) es capaz de explicar la forma en que se lleve adelante ese despropósito, que incluye el uso igualitario de 36 idiomas en el territorio patrio. Los esfuerzos de Justiniano, Colanzi y Molina, en el oriente, entre muchos otros, debe fortalecer en el occidente a quienes apoyan los avances contra la exclusión social y la recuperación (aunque incompleta y contradictoria) de recursos estratégicos, sin olvidar que sólo la unidad de la nación oprimida pondrá fin al envío de tropas a Haití, a la remisión de nuestras reservas monetarias al extranjero, así como a la corrupción en Aduanas y en la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC).
* Ex ministro de Hidrocarburos
[email protected]
Si (
No(
