La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, invitó hoy a Brasil a que invierta más en su país, que según afirmó constituye "una excelente oportunidad de negocios", por las condiciones macroeconómicas alcanzadas en los últimos años.
"Hay quien piensa que Brasil quiere comprar a la Argentina, pero ese no es mi pensamiento ni el de la mayoría de los argentinos", declaró Fernández en alusión a sectores de su país que rechazan lo que consideran una "invasión" de capitales brasileños.
"La llegada de capitales es una distinta forma de integración", dijo la presidenta argentina en un acto celebrado en el Palacio de Itamaraty, sede del ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, al que asistieron su homólogo Luiz Inácio Lula da Silva y ministros de ambos Gobiernos.
"Argentina, con las condiciones macroeconómicas que hemos sabido construir, es hoy una excelente oportunidad de negocios" y ambos países están dispuestos a trabajar para "recuperar las simetrías perdidas", sostuvo.
Fernández dijo que la integración entre Argentina y Brasil ha debido superar diversos obstáculos históricos.
Citó primero las desconfianzas que hasta la década de los años 60 había entre ambos países, que "llegaron a tener como hipótesis el conflicto y hasta la invasión", y luego "las políticas de los años 90", que llevaron a "la decisión más terrible", que fue considerar que Argentina "no pertenecía a América Latina".
Sin nombrarlo, recordó que durante la gestión de Carlos Menem, quien gobernó Argentina entre 1989 y 1999, se llegó a pensar en su país que "no había que ser socios de los pobres, porque se podía ser socios de los ricos", y "no era así", apuntó.
"En mayo de 2003 (cuando asumió el poder su marido y antecesor Néstor Kirchner), Argentina decidió que estamos aquí y que nuestros mejores socios son nuestros vecinos. El hijo pródigo ha vuelto a Suramérica", afirmó Fernández.
La presidenta celebró la firma hoy de un acuerdo que permitirá eliminar el dólar en las transacciones comerciales entre Brasil y Argentina, del que dijo que "no es solo una cuestión económica", sino también "profundamente cultural".
Según Fernández, ese acuerdo y los progresos de la integración son pruebas de que "es posible vivir en la región con una identidad propia y no prestada".
Tras ese acto, la presidenta argentina se despidió de Lula y se dirigió a la sede del Congreso, para entrevistarse con autoridades parlamentarias.
Posteriormente, antes de regresar a Buenos Aires, tenía previsto reunirse con el presidente del Tribunal Superior Federal, Gilmar Mendes, en lo que suponía la última actividad oficial de la que ha sido su primera visita de Estado a Brasil desde que llegó al poder, en diciembre del año pasado.
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