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Cambio climático y ecoansiedad

miércoles 24 de agosto de 2022, 14:30h

Dado el axioma de que el cambio climático es una realidad futura, que se debe a la acción humana; lo que debería ser revisado, pues las demostraciones no son empíricas, surge como gran preocupación de la humanidad. una ecoansiedad como fenómeno psicológico de masas, que crea multitud de conductas en las distintas poblaciones, incluso de orden psiquiátrico, por la angustia que producen los fenómenos climáticos extremos, incendios, sequias, riadas, alteración del nivel del mar, polución, pandemias etc.

Estos parecen afectar al ciudadano en su vida futura ante el temor suscitado y amplificado por los medios de comunicación, dada su inmediatez planetaria, ya que lo que ocurra en un territorio, parece afectar a todos, aunque disten miles de km entre ellos, como si se tratara de estadísticas de delincuencia, corrupción, guerras, etc., que influyen en los individuos, hasta el punto de que se reflejan en la economía global, en la inflación o en los valores de bolsa, o los precios de las divisas, cuando la realidad es un fenómeno cercano, sobre la que no influyen casi nada o nada en absoluto.

Es más, aparecen fenómenos conspiranoicos, que atribuyen la causalidad a los que probablemente es solo casualidad o azar. Estoy en este sentido harto de recibir WhatsApp, con toda clase de acusaciones contra las élites decisoras de los destinos del mundo o políticas como la agenda 2030 que nos pintan sombríos panoramas para tener entretenido al personal, con decisiones de conductas de ahorro o de gasto según el caso y conveniencia de los políticos de turno.

Según 'Ecoticias', la expresión eco-ansiedad es la contracción de dos palabras: ecología y ansiedad. Un ‘eco-ansioso’ desarrolla una preocupación ante los desastres ecológicos anunciados. Como el cambio climático, pérdida de biodiversidad, contaminación, deforestación y más. Esta es una ansiedad por anticipación. Un primer estudio se realizó en EEUU en 2018. Muestra que el 92% de su población dice estar preocupada por el futuro del planeta. Pero, sobre todo, el 72% de los ‘millennials’ estadounidenses, personas de 18 a 34 años, manifiestan padecer síntomas característicos de la ecoansiedad. La eco-ansiedad es una palabra acuñada en 1997 por Véronique Lapaige, profesora-investigadora canadiense y belga. Observó que, individual o colectivamente, un número creciente de personas se sentían mal y a menudo necesitaban asumir la responsabilidad. por el cambio climático y las crisis ambientales, lo que se traducía en conductas alienadas de los ciudadanos, en todos los países donde la televisión o los medios de comunicación globales tienen alcance, es decir casi todo el mundo , en forma global y planetaria-

Baste ver en España, que está a punto de aprobar una ley para el ahorro energético, llena de los que el PP ha definido como frivolidades, quitarse la corbata, apagar los escaparates, disminuir la temperatura a 27 grados en verano o a 19 en invierno, lo que hace carecer de cualquier seriedad a un plan energético real. Como sería planificar las fuentes de energía, que abandonamos en completa ruina en tiempos de Felipe González, las centrales nucleares de Lemoniz o de Valdecaballeros que ahora nos vendrían muy bien, a un país que se llena de molinillos y de huertos solares que quedarán rápidamente obsoletos pues su obsolescencia está ya programada a muy pocos años.

Producto de la ecoansiedad, a un coste desmesurado, olvidando nuestras escasas fuentes de energía, como por ejemplo el fracking, que ha liberado a los USA de su dependencia del petróleo de Oriente medio.

La Ecoansiedad en términos más generales, según una encuesta científica realizada en 2021 en diez países ha permitido que 10.000 jóvenes de 16 a 25 años estén preocupados por estos temas. El 59% de ellos experimenta temor por la trayectoria climática en la que estamos inmersos. Más del 50% aseguró sentirse triste, ansioso, enojado, impotente y culpable en el momento de la encuesta. Hasta es posible que esta depresión psicológica provoque incluso el suicidio, o por lo menos influyan sobre nuestras conductas como “homo economicus”

Un porcentaje mayor del 45% dijo que sus sentimientos sobre el cambio climático afectan negativamente su vida diaria. Muchos señalaron que su angustia estaba ligada a decisiones políticas percibidas como ineficaces. Y también sienten que, en parte, han sido ‘traicionados’ por las generaciones que les precedieron. Pues, estamos buenos, en vez de pensar en la felicidad, todo son negros augurios, que como el caso del hombre del tiempo nos hagan sudar tinta, pintando los mapas de rojo intenso en este verano de 2022. Ya será menos, en esta España que lo único que h sido rea son los incendios provocados por la desidia de la Administración, de apoyar políticas de limpieza del Campo, hoy totalmente abandonado en la España vacía.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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