Dudas razonables

Estimado, Pedro, desde ayer intento ponerme en tu lugar para intentar entender el acuerdo que has firmado pero, reconozco, que no soy capaz.

No sé qué te pasa por la cabeza, no sé qué te mueve, no sé qué sientes, no sé qué tiene el colchón de Moncloa que fue cambiarlo y dormir a pierna suelta hagas lo que hagas. No sé por qué te dan miedo las urnas, no sé porque niegas que la democracia es alternancia, no sé por qué has hecho de la mentira tu forma de hacer política. No sé por qué cuestionas el Poder Judicial, no sé por qué quiebras la separación de poderes, no sé por qué quieres amnistiar y dejar impune a quien ni tan siquiera pide perdón, no sé por qué en nombre de España aceptas el chantaje de quien la odia, no sé por qué te mueves tan bien en la confrontación y en la polarización.

No sé por qué consientes cuestionar el Estado de Derecho, no sé por qué no sales en la foto con Puigdemont si el acuerdo al que has llegado es tan importante para los españoles. No sé por qué no escuchas a los tuyos, no a los que te aplauden sino a los que disienten, no sé por qué no nos consideras iguales a los españoles, no sé por qué traicionas la confianza de quien te apoyó. No sé por qué no guardas y haces guardar la Constitución, tal y como prometiste al asumir tu cargo, no sé por qué eres desleal al Rey. No sé por qué antepones tu ambición a tu país, no sé por qué la soberbia no te deja ni un atisbo de humildad, no sé por qué consientes la humillación de quien se regodea imponiendo sus tiempos, sus condiciones y bajo la foto del día que quisieron ser independientes.

No sé por qué haces que nos cuestione la Unión Europea, no sé por qué consientes que el mundo entero nos mire con preocupación en lugar de con admiración, no sé por qué has entregado un cheque en blanco a cambio de siete votos, no sé por qué instrumentalizas la democracia en tu propio interés, no sé por qué te aferras a un sillón que no es de tu propiedad y cuya grandeza reside en la posibilidad de cambiar quien se sienta en él… No sé por qué siendo el capitán del barco lo dejas a la deriva.

No sé si alguna vez podrás responderme porque como verás, Pedro, soy un mar de dudas...