No ha arrancado la legislatura ni se ha materializado el pacto entre PSOE y Unidas Podemos y ya parce que serán 4 años envenenados por una relación complicada que ya está muy viciada. En estos 10 meses tras la moción de censura a Mariano Rajoy, Podemos y Pablo Iglesias lanzaron varios reproches al Gobierno de Pedro Sánchez pero optaron por la mano blanda para dejar que el Ejecutivo hiciera su trabajo y cambiara lo que consideraban un legado terrible del 'rajoyismo' de más de 5 años. Pero desde el partido morado ya avisaron: no habrá otra legislatura de 'regalos', sino muchas condiciones leoninas para darle su apoyo a la investidura.
Desde hace semanas, la posibilidad de un pacto más pragmático entre PSOE y Ciudadanos viene planeando sobre la actualidad, entre dimes y diretes y especulaciones varias, pero ahora parece la opción más tranquila para un Sánchez que ya ha dejado claro a Iglesias que quiere seguir gobernando en solitario y tan sólo acordar con Podemos algunos asuntos de envergadura, entre ellos, los Presupuestos. Cree el PSOE que es la mejor fórmula para el país, por imagen exterior, pero en realidad buscan la comodidad propia. Una postura que Iglesias ya ha tildado de "arrogancia" y que amenaza con saltar por los aires la legislatura si no se convierte en más gestos al partido de izquierdas.
Exigencias de Podemos
Iglesias exige tener ministros de su coalición o al menos acordar a algunos independientes, pero prefiere estar presente él mismo para controlar la acción de gobierno desde dentro. Algo a lo que se opone radicalmente el PSOE, que si bien ya enterró hace tiempo el miedo al 'sorpasso', no quiere dar más protagonismo del que cree que merece Unidas Podemos, con 42 escaños en total en el Congreso, una tercera parte del poder parlamentario actual socialista, con 123 diputados.
De momento Sánchez está haciendo lo habitual, llamar a consultas a los líderes de la oposición para formalizar posturas hacia la investidura. Desde el lunes 6 recibirá al líder del PP, Pablo Casado; al de Ciudadanos, Albert Rivera, y al propio de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias. Pero este último quiere ser el único o al menos el socio estelar y recela de ver a Rivera no sólo en las reuniones, sino en un orden previo a él. Algo que se debe al orden de logro de resultados electorales y no a otra cosa, ya que Ciudadanos obtuvo 57 escaños.
Las alternativas
Iglesias quiere rentabilizar el cántico de "Con Rivera, no", de la propia militancia socialista, pero sabe que en el PSOE intentarán un acuerdo con Ciudadanos que les sea cómodo: es decir, quiere que Rivera le sirva en bandeja sus 57 escaños para lograr mayoría absoluta a cambio nada más de que no se negocie con independentistas. Una única línea roja que será difícil de ser aceptada por Rivera, ya que quiere imponer políticas y reformas más liberales, alejadas de la izquierda tradicional.
La alternativa de Sánchez es buscar una legislatura también estable con Unidas Podemos, Compromís y PNV, que le aseguran 172 escaños, rozando la mayoría absoluta. Necesitará de acuerdos puntuales con los grupos catalanes -ERC y JxCat-, que siempre serán más incómodos y difíciles.
La realidad es que no termina de haber buen feeling en la relación Iglesias-Sánchez y el socialista no se termina de fiar del líder de Podemos, un volcán que continuamente entra en erupción y que no le permitiría dar la imagen de un gobierno estable, moderado y con buena imagen internacional. Se vienen años difíciles con Venezuela, y Sánchez y el PSOE no terminan de ver que encaje una relación con Podemos en este sentido, ya que se encuentran en posiciones muy contrarias acerca de este país americano.
Si (
No(
