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Sin mucho entusiasmo en la 'fiesta nacional': se teme una desmovilización

Cataluña celebra su Diada envuelto en más polémicas y desencantos de la sociedad que nunca

Cataluña celebra su Diada envuelto en más polémicas y desencantos de la sociedad que nunca

lunes 10 de septiembre de 2007, 17:09h
El president Montilla celebra su primera Diada envuelto en algunas polémicas pese a que su tripartito ha conseguido rebajar las tensiones de la anterior versión presidida por Maragall. A los líos con las selecciones catalanas, se le unen los recientes problemas de las infraestructuras y transportes (apagones, Cercanías, aeropuerto...). Y mientras, la clase política teme una desmovilización que se vio en las anteriores elecciones y que podría ser sangrante.

La Diada de Nacional de Cataluña de 2007 tiene dos vertientes en cuanto a su contendido. Una es el renovado debate de conceptos como soberanía e independentismo y otro es el temor de la clase política a una desmovilización que se vio en las anteriores elecciones y que podría ser sangrante en una celebración como la del once de septiembre.

En la festividad del once de septiembre confluyen celebraciones oficiales, de partido e incluso fruto de iniciativas locales. Unas y otras se entrelazan en un continuum que para un observador externo las hace difícil de distinguir.

Tanto CiU como ERC han visto en los meses de julio y agosto como de sus filas o de los aledaños surgian plataformas con objetivos políticos que van más allá de lo que preconizan las cúpulas de los partidos: Reagrupament.cat, Plataforma per la soberanía, Esquerra Independentista o Soberanía y Progrés són algunos de los nombres de estos grupos que no han aquilatado mucho más que una presencia mediática. Los partidos nacionalistas han obviado estos signos de disidencia a pesar de que en el caso de CiU hay grupos que tienen en su forma de ser precisamente romper la federación con UDC, los democristanos catalanes, poco proclives a aventuras esencialistas, según su líder Duran i Lleida.

A pesar de que este Onze de setembre se celebra después de una gran polémica causada por el colapso de los servicios públicos en la ciudad de Barcelona, muchos de los cuales son responsabilidad directa de la Administración central, ninguna fuerza política ha puesto este problema en sus proclamas. Es más, desde sectores próximos al gobierno central se considera que la situación anímica que se percibe en Cataluña, de cierto desánimo colectivo, se troque positivamente “en cuanto entre el AVE en la estación de Sans”, afirman con esperanza eso precisamente dirá el discurso del presidente Montilla esta noche.

El inicio de la celebración es la tradicional ofrenda de flores ante el monumento de Rafael de Casanovas, el que fuera el equivalente a alcalde de Barcelona en 1714, durante el asedio de las tropas borbónicas, fue tomado como símbolo de la resistencia de la mayoría de los catalanes y durante muchos años, el lugar donde tuvo a principios del siglo XX el monumento, en la Ronda de Sant Pere, fue lugar de peregrinaje de catalanistas que depositaban, algunas veces clandestinamente coronas o ramos de flores ante el hueco del monumento. Durante el franquismo el lugar fue objeto de concentraciones y también de represión.

En la democracia, se siguió la costumbre, y partidos políticos y organizaciones varias, desde el FC Barcelona a peñas culturales rendían homenaje al símbolo que, precisamente salió el del trance de 1714 con vida y murió retirado en una población cercana a Barcelona habiendo incluso vuelto a ejercer como abogado.

En los últimos años la ceremonia frente al monumento a Casanova era objeto de tensión porqué en los aledaños tomaban posiciones grupos independentistas o no,  que abroncaban a aquellos que no comulgaban con sus ideas  y aplaudían a sus afines. En alguna ocasión se llegó incluso a tirar objetos contra los políticos. Fue esta situación la que hizo que el Partido Popular, dirigido en su día por Josep Piqué, al que en los ámbitos mediáticos más conservadores consideraban criptonacionalista ,decidió no participar en la ofrenda floral. Ahora, con Sirera, el PP catalán ha decidido pasar de nuevo por el trago de recibir insultos de forma masiva al considerar que no se puede dejar la conmemoración de la Diada sólo a los nacionalistas catalanes.

La novedad política de la últimas autonómicas, Ciutadans, ha sido coherente con su discurso y no celebrará el once de septiembre de forma usual si no que realizará en esa fecha una jornada monográfica tendente a denunciar las falacias de la visión mítica de la historia que en su opinión ha desarrollado el nacionalismo catalán.

Maragall decidió dar un toque institucional a la jornada y a media mañana organizó un acto en el parc de la Ciutadella, un lugar que ocupó una fortaleza militar creada después de 1714 con el objetivo de sofocar cualquier insurrección en Barcelona, ciudad muy levantisca en el siglo XVIII.

En la Ciutadella hay pues este año un homenaje a la bandera catalana y unas actuaciones musicales, además de una recepción oficial. Un ejemplo del eclecticismo oficial es que este año actuarán mano a mano, la mallorquina Maria del Mar Bonet y el cantaor catalán, nacido en Badalona, José Poveda, que ofrecerán una mezcla de canciones en catalán y cantes flamencos.

Hasta aquí los actos tradicionales. Por la tarde, ERC, partido en el gobierno, ha convocado hacia las 5 una marcha que sale de la Plaza de Urquinaona y termina ante el monumento a Casanova bajo el lema “construyamos una nación soberana, cohesionada y libre”.

Justo unos pasos por detrás de la marcha de convocan su manifestación los grupos independentistas extraparlamentarios que tratan cada año de agrupar más gente que los de Esquerra. Una vez terminada la manifestación es cuando en algunas ocasiones se producen saltos y los Mossos de Escuadra han de actuar en el centro de Barcelona.

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