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Detrás de las amenazas está la clara posibilidad de sufrir un ataque o ser asesinado

Los otros atentados de ETA: más de 40.000 personas sufren acoso y mil llevan escolta

Los otros atentados de ETA: más de 40.000 personas sufren acoso y mil llevan escolta

martes 30 de diciembre de 2008, 21:31h
No sólo de atentados como el último contra la ETB 'vive' la ETA. Porque, al margen de estos ataques, la vida cotidiana en Éuskadi y Navarra también sufre otros ataques. Así, más de 40.000 personas sufren acoso en estas zonas por parte de la banda terrorista y grupos afines. Además, mil de ellas tienen que ir acompañadas por escolta a diario, lo que provoca graves consecuencias en su salud física y psíquica con trastornos como síntomas de ansiedad, miedo, aislamiento o aumento en el consumo de tóxicos o sedantes.

Según refleja un informe escrito por el analista de 'Bakeaz' Doroteo Santos y publicado por la revista de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, más de 40.000 personas están afectadas directamente por este tipo de 'violencia de persecución', un número que se debe enmarcar dentro de los 2.700.000 habitantes que suman el País Vasco y Navarra.

Además, y aparte de la extorsión del 'impuesto revolucionario', 1.000 de ellos tienen que ir escoltados diariamente debido a los elevados riesgos para su seguridad y no pueden moverse sin cobertura de seguridad inmediata, "con su correspondiente restricción de libertades, con las repercusiones que merman su capacidad de convivencia y hasta el deterioro que ocasionan en su salud individual".

En este sentido, el artículo alerta de las consecuencias que este acoso tiene en las personas perseguidas y asegura que ya han sido contrastadas por algunos doctores vascos. "Cambiar de conductas habituales ante la amenaza continua y difusa, el sesgo en la percepción tras un anillo de aislamiento preventivo a su alrededor, las dificultades en su medio laboral, la autoinculpación ante los riesgos para sus familiares o el escaso apoyo externo conduce a la aparición de numerosos síntomas", asegura.

La salud individual y social

Así, las víctimas pueden sufrir trastornos como ansiedad, miedo, sensación de aislamiento e, incluso, aumentar de forma significativa el consumo de tóxicos o sedantes, en muchos casos autoadministrados. Asímismo, los expertos han advertido consecuencias para la "salud colectiva" de la sociedad, algo reflejado en los últimas encuestas Del 'Euskobarómetro' en las que la población vasca muestra un mayor pesimismo respecto a la evolución del terrorismo mientras que los asesinatos y atentados "han disminuido realmente".

Además, asegura que alguien se beneficia políticamente de esta persecución terrorista y apunta directamente a "las opciones ideológicas que auspician y amparan este tipo de violencia", es decir, "la antigua Batasuna con cualquiera de sus nombres actualizados". Así, en un repaso de las obras que abordan este asunto, echa en falta trabajos elaborados "desde las filas del nacionalismo extremista", que, según señala, "pasa de puntillas" sobre él.

Esta forma de violencia incluye entre sus métodos de actuación actividades "clásicas" del terrorismo tales como asesinatos, extorsiones o amenazas directas, pero también otras formas "de aterrorizar y amedrentar más difusas" como denuncias públicas, plantones o cercos. Estos segundos métodos no son menos efectivos "en la victimización de las personas hostigadas" porque detrás de la amenaza siempre está la posibilidad real de sufrir un atentado.

Amenazados con nombre y apellidos

El artículo refleja también la situación de algunas personas que viven bajo la amenaza terrorista o que tuvieron finalmente que abandonar el País Vasco y Navarra y que relatan su experiencia en el documental de Iñaki Arteta 'Infierno vasco'.

Entre ellas se encuentran sacerdotes, profesores universitarios, políticos, periodistas, artistas o empresarios. y también hay ertzaintzas o jueces, como José Luis Morales, quien decidió renunciar a su destino en San Sebastián para vivir "en una tierra más segura". El mismo camino tomaron el profesor de la UPV Mikel Azurmendi o la maestra Sefa Dorronsoro, quienes optaron por marcharse hasta Estados Unidos.

También es el caso del director de cine Álvaro García-Capelo, la ex concejal 'popular' Verónica Lipperheide o el ex parlamentario Javier Elorrieta, que abandonaron el País Vasco para "poder vivir en libertad". Las obras del artista Agustín Ibarrola han sufrido constantes ataques y su fundación tendrá su sede fuera de la comunidad "debido al desprecio de los políticos nacionalistas".

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