Fiel a sí mismo

El presidente Zapatero ha mantenido en Washington, ante uno de los sectores más conservadores de la política estadounidense, el mismo discurso progresista que viene manteniendo desde que llegara al poder. Se le podrá reprochar un montón de cosas al líder socialista, pero en lo que atañe a la posición de España en política internacional, su posicionamiento al lado de lo que antes se llamaba el "Tercer Mundo" es inequívoco.

Rodríguez Zapatero buscaba en Washington un nuevo acercamiento al presidente Obama, sobre todo tras la fallida reunión del próximo mayo en la cumbre europea. Es más que posible que la política norteamericana esté cambiando de rumbo y sea más urgente e importante preocuparse de los asuntos internos que los que atañen a una titubeante Europa. Tiene el presidente español dos bazas todavía que jugar: por un lado, comprometer a Obama en la cumbre europea de noviembre, aunque ya la presidencia no sea la española; y por otro lado, conseguir que una figura tan relevante como Bill Clinton esté presente en la primavera en nuestro país. Habrá que esperar a ver como juegan sus bazas los políticos españoles.

Si la asistencia al Desayuno de Oración se salda con un relativo éxito -los conservadores norteamericanos habrán podido comprobar que el socialismo español presume de conocer la Biblia y no tiene ni cuernos ni rabo como el demonio que pueden haberle presentado desde que Zapatero no se levantó al paso de la bandera estadounidense en tiempos de Aznar- le quedará la política española y un retorno a casa cada día más duro. Le están atacando desde todos los flancos, incluido el del interior del PSOE, y va a necesitar de toda su paciencia para salir airoso de este nuevo desafío que la crisis le impone.