Solo ante el peligro

Conociéndole como le conozco, Gaspar Zarrías debe estar estos días en su despacho de la Castellana disfrutando más que un capillita en Cuaresma, más que un cerdo en el barro y más que un "gadita" en Carnaval observando la que le están dando por todos lados a su enemigo íntimo, Pepe Griñán. Hace un año, cuando Griñán tomó las riendas del PSOE andaluz dando un golpe de Estado -eso si, como todos los golpes  congresistas del PSOE, con un apoyo a la búlgara del 98 por ciento de los delegados- muchos de los presentes en el Congreso Extraordinario augurábamos que el partido por antonomasia que llevaba gobernando más de treinta años en Andalucía, tenía las horas contadas al retirar de un plumazo a toda la "vieja guardia" que había llevado las riendas y los entresijos del poder desde que Rafael Escuredo fue elegido presidente de la Junta con Pepote Rodríguez de la Borbolla como secretario general, allá por el año 80 del pasado siglo. Es verdad que los socialistas andaluces necesitaban una renovación, un cambio de figuras que dejara a "los de siempre", ya saben, Chaves, Pizarro, Zarrías, Moreno, Martín Soler, Caballos, Viera, Yáñez, Carmeli, etcétera en un segundo lugar y que gente más joven fuera cogiendo poco a poco el relevo. Pero a Pepe Griñán se le subió el mando a la cabeza y llevó a cabo una revolución tan drástica que le puede costar el puesto, tanto al frente del PSOE-A como al frente de la Junta. Colocar al triunvirato Rafael Velasco-Susana Díaz-Mario Jiménez como el factotum del PSOE andaluz fue un error que va a pagar caro. De hecho el primero duró en el cargo menos que un caramelo a la puerta de un colegio por las subvenciones a la empresa de su señora, y el tercero está como perdido en los pasillos de las Cinco Llagas y se limita a repetir las consignas que le da la actual mandamás socialista, Susana Díaz, quien ha conseguido en un abrir y cerrar de ojos la absoluta y ciega confianza de Griñán (y dicen que de Zapatero) después de abandonar deprisa y corriendo a su antiguo valedor, José Antonio Viera, secretario general del PSOE de Sevilla y ex consejero de Empleo, ahora caído en desgracia por culpa de los malditos EREs fraudulentos. Dice un alto cargo socialista andaluz que "la combinación de la crisis más la corrupción puede sernos letal", y vaya si lo va a ser. Si el próximo 22 de mayo consiguen una sóla alcaldía de las ocho capitales andaluzas pueden darse con un canto en los dientes. La crisis no sólo no se arregla, sino que en Andalucía el número de parados sigue creciendo inexorablemente superando ya con creces el millón y alcanzando a casi el treinta por ciento de la población activa, y la corrupción, ¡qué quieren que les diga!, centrada ahora en el caso de los famosos "expedientes X de regulación de empleo" es una especie de iceberg del que sólo se conoce en estos momentos la punta. La jueza Mercedes Alaya no parece arredrarse pese a las presiones polìticas y ha imputado a un ex consejero, Antonio Fernández, y a un ex delegado provincial, Antonio Rivas, pero da la impresión de que podrìa llamar también a otros ex consejeros de Empleo como José Antonio Viera y al actual, José Recio, e, incluso a más altos cargos de la Junta de Andalucía que ocuparon puestos claves en la concesión de estos EREs o que, por acción u omisión, dieron el visto bueno para que fuesen concedidos. El PSOE trata de salvar los muebles y ha cerrado filas en torno al presidente Griñán. Tanto que su consejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo, ha dado la cara culpándose ella misma de ocultarle los informes negativos que la Intervención había hecho sobre los EREs y que tenían que haber sido vistos por su antecesor en el cargo, que no era otro que el actual presidente de la Junta. Puestos a elucubrar y a tirar del hilo de las responsabilidades hasta el mismísimo vicepresidente tercero del Gobierno de Zapatero, Manuel Chaves, podría ser llamdo a declarar. Sería curioso que salvado de momento del "Caso Matsa", Chaves tuviera que responder de unas actuaciones irregulares que, eso hay que reconocerlo, se cometieron fundamentalmente durante sus años de mandato al frente de la Junta. ¿Y Griñán?¿qué dice Griñán? Como "el rostro impenetrable", Griñán calla y espera que como dijo Felipe González en su día, "ya escampará", aunque mucho me temo que a este ritmo la lluvia se pueda convertir en "la tormenta perfecta" y Pepe se quede finalmente "solo ante el peligro". Algunos ya hablan de su posible sustituto (o sustituta) para encabezar la lista a las elecciones andaluzas del 2012, ya saben "el nombre de la rosa", aunque yo más bien apuesto por "mar adentro". Vamos, de cine. O de película de terror, que nunca se sabe.