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Huelga de libreros, huelga de libros

viernes 25 de enero de 2008, 15:42h
Diciembre del año 2007. Te levantas para ir a trabajar como llevas haciendo durante 11 años. Con la misma ilusión. Con las mismas ganas. Con el mismo entusiasmo. Con el mismo sueldo. Llevas 8 años cobrando lo mismo, y es muy poco, y la vida se ha encarecido mucho, y el precio de los libros que con tanto mimo lees, juzgas, recomiendas y vendes ha subido considerablemente, al igual que el alquiler de tu vivienda, una barra de pan, el abono transporte y el precio de los libros que compras para leerlos y poder recomendarlos después.

Entonces te levantas un frío día de diciembre para ir a trabajar pero no entras en tu lugar de trabajo. Te has preocupado demasiado por él y él se ha preocupado demasiado poco por ti, y por todos nosotros. Tú eres un grupo de cuatro libreros que se declara en huelga. Él es Pedro Pablo Mansilla, co-propietario de la librería Fuentetaja en la que trabajas y responsable directo de la congelación salarial que te ahoga cada mes. Nosotros somos los libros.

La librería Fuentetaja lleva dándonos cobijo en sus madrileños estantes 50 años. Es una gran librería, o lo fue y ya no lo es, porque en los últimos tiempos nos ha decepcionado. Uno de sus dueños, el tal Mansilla, empezó por dejar de tener en cuenta a uno de los principales intermediarios entre nosotros y el mundo, esto es, los libreros, y por analogía poco a poco los mismos libreros nos dejaron de lado a nosotros, y lo que es peor también los lectores nos fueron abandonando, a nosotros (los libros) y a ellos (los libreros), para irse a comprar a las máquinas expendedoras con varias plantas del centro de la ciudad. Y para evitar este desprestigio y este desencuentro, 4 de los 10 libreros  que trabajaban con nosotros han salido a la calle para que vosotros, lectores, entendáis nuestra protesta, que es la suya.

 

 

 

 

 

 

/ Julio Jurado

En la concentración del sábado 19 de enero a las puertas de la librería, más de cien personas abrieron al mismo tiempo otros tantos libros escogidos al azar para leer en voz alta la verdad que cada uno de nosotros contiene. Nosotros, por arrogante que parezca, lo sabemos todo, lo que decimos porque lo decimos y lo que no decimos porque ya lo han dicho otros como nosotros. Y nosotros sabemos que  la figura del librero, tan bien considerada por escritores, editores y lectores, está denostada por los empresarios que nos ven como piezas de una cadena de montaje cuando nosotros somos la fábrica. En el nombre de la Cultura que albergamos en nuestras infinitas páginas el mercado se está aprovechando de los trabajadores que la hacen posible, en este caso los libreros, y para mejorar nuestras condiciones es imprescindible que se mejoren las suyas. Ellos lo están haciendo por nosotros, y nosotros haremos lo que sea por ellos. Es nuestra responsabilidad como libros. Es su responsabilidad como libreros. Averigua cuál es la tuya como lector.

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