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Carlos III, el Instituto

lunes 14 de enero de 2008, 09:11h

El desaguisado que se ha producido con ocasión de celebrar el vigésimo aniversario del Instituto de Salud Carlos III no tiene precedentes. El ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, hombre atemperado donde los haya, ha puesto sin embargo el grito en el cielo por la escasasísima asistencia de personas a este acto que iba a tener una gran proyección mediática. Ese era el objetivo de los “cerebros” del Ministerio. ¿Qué ha fallado? Pues, sencillamente, que con esto de las fechas navideñas a alguien se le olvidó enviar muchas invitaciones. Así, la industria farmacéutica ni se enteró y no asistió nadie de la patronal y ningún presidente o director general de compañías multinacionales. En fin, un fracaso que intentó paliar José Martínez Olmos, secretario general del Ministerio de Sanidad y Consumo, cazando a lazo a todos los funcionarios de subdirector general para arriba que pudo localizar. Aún así, el salón donde tuvo lugar el acto estuvo medio vació, que no medio lleno.

Y es una lástima, porque el ministro Soria ofreció un discurso político-científico lleno de intenciones y muy bien construido. En poco tiempo, el Instituto Carlos III que ahora dirige Flora de Pablos, se consolidará como un centro de investigación intramural biomédico de primer nivel y sentará las bases para desarrollar la carrera de investigador en el Sistema Nacional de Salud. Lo que no se sabe es si todo esto se enfrentará con los objetivos del Consejo Superior de Investigadores Científicas (CSIC). Lógicamente, no se despejarán las dudas hasta pasadas las elecciones generales de marzo.

Aunque el verdadero protagonista de este acto conmemorativo fue el ex ministro de varias Carteras con los Gobiernos de Felipe González, entre ellas las de Sanidad, Julián García Vargas y ahora empresario de éxito. El que fuera artífice también del programa económico del PSOE en las elecciones de 1982 dijo, como ha sido siempre su costumbre, las cosas por su nombre. García Vargas recordó, como la canción, que veinte años no son nada, pero entonces, en 1986, el Ministerio de Sanidad era muy potente ya que sólo se habían transferido las competencias en esta materia a dos Comunidades autónomas y, por tanto, estaba todo por hacer. Tuvo palabras de recuerdo para aquellos que han hecho posible, a lo largo de todo este tiempo, que el Instituto de Salud Carlos III sea ahora un órgano de referencia científico y esté a las puertas de convertirse en una Agencia estatal, como la Alimentaria o la de del Medicamento. Así, surgieron los nombres de Carlos Hernández Gil, Pedro Sabando y Rafael Nájera, entre otros. A más de uno se le pusieron los pelos como escarpias cuando el ex ministro García Vargas recomendó a su sucesor Bernat Soria que utilice al Instituto para que asuma la política de cohesión del Ministerio.
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