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A la calle, que ya es hora

A la calle, que ya es hora

domingo 05 de diciembre de 2010, 10:55h

Nunca antes tan pocos hicieron tanto daño a tantos. Que los controladores no son unos héroes es una evidencia, que su actitud tiene mucho de delincuencia es una realidad, a tenor de las palabras de Rubalcaba y de Salgado. No es la bonhomía la cualidad básica de estos controladores que han colocado a España en el mayor caos aéreo que se recuerda en la historia; es más bien la bajeza de actuación por la defensa de unos intereses de casta a lo indio lo que resulta insufrible para cualquier ciudadano. Y ni siquiera tenemos que alegar que estamos inmersos en una crisis mundial de efectos catastróficos para condenar con toda contundencia el "chantaje" -en palabras del Gobierno- de los controladores a todo el Estado, a todos los españoles.

Yo no creo que los controladores haya realizado una simple “huelga salvaje” por simples, también, privilegios insufribles. Me inclino a pensar que, además, es una huelga política con el intento de derribar a un Gobierno que, guste o no guste, ha sido libre y legítimamente elegido en las urnas. Desde este punto de vista, son sediciosos; desde este punto de vista se les debe aplicar, por el daño material y moral causado a tantos cientos de miles de ciudadanos, el mayor rigor legal posible.

Si este Gobierno responde realmente a tal condición de gobernante, si su presidente y sus ministros responden a tal condición que la Constitución y las leyes les confieren, no debería temblarle el pulso ante los que abocan a un país entero a un desastre total. Muy bien traída, por tanto, la situación de alarma, perfectamente constitucional, sólo que las medidas debían de haberse puesto en vigor mucho antes para bajar del ‘machito’ a una casta 'secuestradora de personas' -en palabras de Rubalcaba y de Zarrías-, a una ‘casta’ de comportamiento absolutamente inmoral que no merece en su conjunto tener las altas responsabilidades que estos ¿controladores? tienen.

Si este Gobierno responde realmente a tal condición de gobernante, debería aplicar las leyes con el máximo rigor: a prisión los culpables de sedición; a la calle el total del colectivo que ha secundado la "huelga salvaje"; petición de responsabilidades económicas a todos y cada uno de los citados por las milmillonarias pérdidas de su intolerable actitud; eliminación inmediata de todos sus privilegios, de tal manera que los trabajadores de verdad que ocupen los puestos que ellos van a dejar vacantes funcionen como cualquier trabajador, porque basta ya. Que paguen de sus bolsillos los daños que han causado y que la Agencia Tributaria analice sus cuentas, busque el dinero, lo tengan donde lo tengan, para hacer frente a sus responsabilidades pecunarias. Y si por casualidad encontraran delito fiscal, actuación con la máxima contundencia.

Una sociedad libre no puede quedar a merced de ningún energúmeno, sea de una falsa casta o de otra. Se acabaría el Estado de Derecho, si es que no se ha acabado ya.

Ahora bien, dicho lo cual, ¿dónde está Rodríguez Zapatero? ¿Por qué no da la cara y lo deja todo a su vicepresidente primero? ¿Por qué no es el presidente quien explica por qué no se ha llegado a un acuerdo con esos "controladores chantajistas", en palabras de Rubalcaba y Zarrías, y por qué no se ha avisado a las compañías aéreas y a los ciudadanos con anterioridad de lo que los servicios de información le habían dicho que iba a ocurrir?

Los controladores tienen una responsabilidad que arriba ha quedado absolutamente destacada, pero el Gobierno tiene otra. Acabemos primero con el conflicto y con los privilegios de la 'casta', pero, luego, exijamos responsabilidades al Ejecutivo, porque tampoco él se puede ir de 'rositas'.

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