Sondeos y profetas

    Los sondeos de opinión en esta campaña electoral francesa, como en todas, son algo así como el juego de la oca de  políticos y candidatos. De sondeo en sondeo y tiro porque me toca. El ciudadano de a pie, como este cronista está harto de sondeos dictados ex catedra que orientan y pretenden marcar las tendencias de la opinión y aconsejarla, pero como cada cual los padezco y oscilo entre el escepticismo en su lectura y el placer de interpretarlos.

 Los sondeos dicen los expertos “son una fotografia instantanea de la opinión”, pero en ningun caso una previsión de resultados. No obstante todos los políticos los usan como el oráculo que les indica sus posibilidades de ganar. Si son favorables se apoyan en ellos para avanzar, en caso contrario dejan de jugar una baza, esperando tiempos mejores.

   Segolene Royal y Nicolas Sarkozy se han servido de los sondeos que les eran favorables para afianzar sus propias candidaturas, y superar los escollos que sus propios amigos ponian en su camino, pero ahora que ya han obtenido, se supone, el apoyo de los suyos al proclamarse candidatos, los sondeos de opinión vienen a perturbar su sueño. 

   A sondeo diario, los dados caen en el tablero, Sarkozy el primer candidato que empezó a correr, demasiado pronto según algunos, va  en cabeza, seguido de Royal y los perturbadores Bayrou y Le Pen corren detrás por delante del pelotón.

  ¿Será Bayrou un globo inflado que desaparecerá como lo hizo el socialista Jean Pierre Chevenement en 2002? ¿Es minimizado una vez más el voto Le Pen en su  importancia y estabilidad? Los profetas apuntan así mismo lo que resulta evidente: una fragmentación del voto ecologista y de extrema izquierda dada la multiplicidad de candidatos.

   Pero prudencia obliga,  todos los institutos de opinión, que tanto se equivocaron en el pasado,  afirman que el número de indecisos es en esta ocasión muy elevado. Uno de cada dos franceses inscritos  no sabe todavia a estas alturas por quien va a votar. De la misma manera un gran interés ciudadano parece observarse en esta campaña, como lo hubo también en la campaña del referendum sobre la constitución europea que condujo al NO.

  En toda Francia se ha señalado un fuerte incremento de inscritos en el censo electoral. En los suburbios se estima en 30% de aumento el número de inscritos con respecto a la presidencial anterior. ¿Por quien votarán esos nuevos inscritos, procedentes o no de la emigración? ¿Cual será el comportamiento electoral de los diferentes lobbys y de las denominadas minorias visibles?

    El problema de la manipulación es que nunca se sabe quien acaba manipulando a quien, y los que piensan tener todo bajo control hacen a veces de aprendices de brujo.   Los resultados de los sondeos por ahora alimentan sobretodo tertulias y pronósticos , pero cada cual sabe que no son una ciencia exacta. Un sondeo puede esconder otro. Querer prohibir los sondeos seria tan utópico como prohibir el juego,  pues habrian inmediatamnete apuestas clandestinas.   De hecho la legislación prohibe su publicación sólo en vísperas del escrutinio, es decir en el momento en que esa “fotografia instantanea” es la mas fiable, y cuando  la suerte está echada.

     En el juego de la oca político muchos son los elementos no previstos por los sondeos de opinión tanto  en el comportamiento del electorado en el momento de votar, como en el momento de contestar si o no a una encuesta. Mientras la política siga ejerciendose en democracia tendrá siempre algo el sufragio universal que escapará a la previsión. Como escribia el poeta Stephan Mallarmé “nunca una tirada de dados abolirá el azar”.